Ante todo, quisiera dar las gracias a todos por las muestras de afecto, cariño, admiracion y sobre todo de respeto recibidos durante estos casi dos años.
Hablar de Ignacio Marrero Francés en apretada síntesis como solía poner él (yo creo que de forma irónica…) en sus extensas y maravillosas sentencias es imposible pero… sí me gustaría destacar desde el punto de vista profesional su gran sentido del deber, de la responsabilidad y de la justicia con una integridad intachable.
Sus sentencias dejan entrever su dedicacion y pasion por esta profesion y su estilo inconfundible. Brillante, elegante y con un lenguaje exquisito, lleno de aforismos jurídicos y giros linguisticos que denotaban su gran bagaje cultural. Siempre reflexivo al máximo hasta hallar la solución mas justa, motivada a mayor abundamiento (era impresionante las citas doctrinales y jurisprudenciales que manejaba con una soltura envidiable) y ajustada a los casos complejos (y muchos de ellos mediaticos) que se le asignaban.
No me quiero extender demasiado porque entonces lo »de apretada síntesis de mi introduccion» sonaria tan irónica como ese humor fino, inteligente e irónico que le caracterizaba. Sólo añadir que como persona era indescriptible (cuesta hablar en pasado) y me permito utilizar una frase de Platón que lo resumiría así: »El mismo, solo por sí mismo, eternamente uno y único».
Muchísimas gracias por este merecidísimo homenaje a Ignacio, magnífico profesional, compañero y de una calidad humana excepcional, acompañada de una humildad propia de los grandes.
Mercedes Martínez Sánchez
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