
Foto: La magistrada vitorina Lourdes Arastey, nueva representante de España en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)
Lourdes Arastey ha sido nombrada juez del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Noticias como ésta restablecen el orden cósmico de los tiempos líquidos, inciertos y convulsos, en que vivimos. Tienen la virtud de tranquilizarnos, nos reconfortan.
El TJUE es el tribunal de Justicia más importante del mundo. Lo es por el ámbito territorial y competencial de su jurisdicción. Lo es por la importancia de su misión: defender el orden normativo de la Unión Europea (UE), los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los Derechos Humanos, en que se fundamenta. La esencia de la civilización tal como la concebimos y nos ha sido dada. Una creación cuasi-poética.
Con el nombramiento de Lourdes Arastey se reconoce la alta cualificación técnica, la formación humanista, la trayectoria profesional impecable, el talento y la valía. La excelencia, en definitiva.
Conocemos su mirada clara y la razón firme, su compromiso insobornable con la igualdad, dentro y fuera de la Carrera Judicial: su legado en este ámbito es reconocible no solo en la jurisprudencia de la Sala IV del Tribunal Supremo, sino en reglamentos vigentes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), fruto de su trabajo e impulso asociativo. Lourdes representa también la innovación, la confianza en que el sistema de Justicia puede mejorar con nuevas fórmulas que lo complementen y se adapten a los cambios y demandas de la sociedad, como la mediación, el diálogo como esencia y como recurso que enriquece la solución de los conflictos.
De paso, con este nombramiento, Lourdes rompe dos techos de cristal: es la primera vez que un juez español es nombrado juez del TJUE y la primera vez que ese juez es mujer. Este hito histórico marcará un antes y un después –es de esperar– en los hacedores de techos patrios, de estructuras antiguas de pensamiento y maneras de hacer que ya no tienen acomodo en la realidad social. Y este hito llevará su nombre y su ejemplo, su suavidad y fortaleza.
En definitiva, Lourdes Arastey representa como nadie el espíritu vitorino por su radical independencia y por su compromiso vital y profesional con la Justicia con mayúsculas. Por eso, porque nos representa, su reconocimiento por este nombramiento tan merecido es un reconocimiento propio de cada uno de los jueces y juezas que formamos parte de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria. No podemos estar más orgullosos y contentos.
Nuestra más feliz enhorabuena.
ROSA MARÍA FREIRE PÉREZ
Miembro del Comité Nacional de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV)
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