“Si la voz de AJFV incomoda, quizás sea porque estamos llamando la atención sobre aquello que no se está haciendo bien”

En estos tiempos convulsos, con un 2020 en el que las personas están preocupadas por su salud, por su trabajo, por la educación de sus hijos, por cómo se reajusta la vida con este virus que a todos se nos antoja que tardará en marcharse, poco importan los tejemanejes que afectan al Poder Judicial.  Vivimos en una España en la que importa más si se va Messi que si se renueva o no el CGPJ, si Paula Echevarría queda embarazada que si se nombran o no los cargos pendientes del Tribunal Supremo.

En este maremágnum de preocupaciones, llegan algunos y anuncian una reforma de la LOPJ para procurar la renovación del CGPJ sin necesidad de consenso entre las fuerzas políticas. Es decir, “si no con vosotros, sin vosotros, pero se hace y conforme a mis intereses”. Ni que decir tiene que sus intereses no deben de ser la elección de los vocales conforme nuestra Constitución Española marcaba.

Con estos cimientos poco se puede esperar, pero me resisto a pensar que no se pueda hacer nada para evitar el desastre. Sigo siendo quizás un juez ingenuo, sigo pensando que el Poder Judicial se enaltece con sus miembros y con su buen hacer diario. Sigo pensando que la independencia de la Justicia, la de la buena, se expresa y se palpa en las trincheras. Sigo siendo un juez ingenuo.

Mi padre decía que “cada oveja con su pareja”. Pues bien, ¿no sería lógico, en un Estado de Derecho con separación de poderes, que al órgano de gobierno de los jueces lo eligieran los jueces? ¿No preservaría al Poder Judicial de malintencionadas reservas y críticas de aquellos a los que ese mismo Poder Judicial les molesta?

Sigo siendo un juez ingenuo, pero es que me gusta ser un juez ingenuo. Me gusta pensar que en algún momento, si no motu proprio por indicaciones venidas de fuera, quienes tienen en su mano facilitar la dignificación de una institución tan importante como el Consejo General del Poder Judicial lo harán. No dudo del buen hacer del Consejo, estoy convencido de que en su ideario del día a día intentará hacer su cometido lo mejor posible. Pero, siguiendo con los refranes, “la mujer del César no basta con que sea una señora, tiene que parecerlo”.

En nuestra asociación lo tenemos claro y por eso me puse a vuestra disposición desde el Comité Nacional: la independencia judicial es el más alto valor que nos debe inspirar a los jueces, desde el que sirve en un juzgado único al que lo hace en el Supremo o en el propio Consejo.

Seguiremos luchando y cuestionando esos tejemanejes que de forma callada se gestan y a veces pasan tan desapercibidos para la ciudadanía. Seguiremos llamando la atención sobre los mismos y accionando contra ellos. Somos una voz cualificada a escuchar por los que se supone que saben y entienden. Somos el Poder Judicial, no una casta. Y, si nuestra voz incomoda, habrá que revisar el porqué, quizás sea que estamos llamando la atención sobre aquello que no se está haciendo bien.

No nos puede marcar el ritmo la desazón diaria ante cada ocurrencia de nuestros políticos, sino los objetivos que tenemos fijados, el cometido que nos tiene encomendado nuestra Asamblea General. No me importa ser una mosca molesta para muchos, quizás eso es lo que hace que no puedan campar a sus anchas.

Termino estas palabras pensando en qué diríais todos mis compañeros si pudiésemos reunirnos, como hacemos cada año, ante esta deriva que han tomado las cosas. No tengo ninguna duda de que coincidiríamos en la valoración: hay que preservar al Poder Judicial de estas injerencias tan dañinas que por desgracia estamos sufriendo.

Miro a nuestros compañeros del Comité Nacional, veo cómo trabajan, cómo intercambiamos pareceres buscando hacer las cosas mejor cada día y recuerdo otro refrán: “La obra irá pidiendo material”. En eso estamos y en eso vamos a seguir para construir algo mejor, para lo cual necesitamos ahora más que nunca la ayuda y conocimiento de todos los vitorinos, que es mucho y muy valioso.

JOSÉ JUAN MORENO
Comité Nacional de AJFV