No quisiera  entrar en ese bosque enmarañado de hojas, como es el Cine y el Derecho, sin destacar que aquél es ficción, realidad, ilusión, idiosincrasia de pueblos y continentes diversos en su relación de simbiosis con el Derecho.

Quiero soñar, como si fuera una noche estrellada, y dar unas simples ideas, válidas para todos los lectores, de la conexión de este sueño y dualidad, Derecho y Cine.

¿Cuántas veces hemos oído esas frases célebres que son imposibles de borrar de nuestra memoria “ Abogado, abogado, ¿estás ahí? Abogado, sal ratita, quiero verte la colita”?

Por suerte para nosotros el Derecho se encuentra  en  todas  las  partes.  El  Cine,  medio  de  comunicación  social,  nos  permite  conocer  los  comportamientos de nuestros semejantes.

El  séptimo  arte  nos  ha  ofrecido  desde  su  comienzo un amplio número de películas en el que  el  Derecho  ocupa  un  lugar  central,  siendo  difícil  destacar  sólo  unas  pocas.  Hemos  crecido  viendo  cine  de  abogados,  de  indios  y  vaqueros y otras que, sin darnos cuenta, están empapadas de contenido jurídico.

El  séptimo  arte  nos  ha  mostrado  la  fuerza  inquebrantable de un abogado en defender a su cliente en Matar a un Ruiseñor.

La  institución  española  del  jurado,  salvando  las  diferencias,  se  nos  representa  en  Doce  Hombres  sin piedad, en donde observamos cómo uno de los miembros del jurado se toma muy en serio su papel, aparcando sus hobbies, su vida.

¿Quién  no  ha  sucumbido  al  terror  literario  de  Stephen King en Cadena Perpetua, donde no supimos si cometió el delito su protagonista hasta bien avanzada  la  película,  proporcionándonos  un  valor  fundamental como es la esperanza?

¿A  quién  no  se  le  ha  erizado  la  piel  en  Veredicto Final, donde se observa el gran papel de la justicia, desde el punto de vista personal y social, y cómo es necesario conciliar  la justicia y la libertad?

Uno de los filmes fundamentales de todo cinéfilo es El silencio de los corderos, donde se abordan cuestiones jurídicas tales como la psicopatía,  el homicidio, la detención ilegal o la imputabilidad. “Bufallo Bill” mataba y despellejaba a sus víctimas, sin comprender  por  parte  de  los  investigadores  como  actuaba.

La obra maestra El Padrino es una de las mejores de todos los tiempos y narra la historia de la mafia, centrándose  en  una  familia  de  Nueva  York,  cuyo  padre llegó desde su Sicilia natal, cuna de la “cosa nostra”. Respeto, sumisión, traiciones y tradiciones se  entremezclan  en  tal  obra  de  arte.  Y  por  cierto,  aunque ya lo sabes, “recuerda esto, mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”.

El cine también nos ha enseñado a unos y a otros, recordando  episodios  bochornosos  de  la  historia,  como en El Caso Pinochet. Totalitarismos, torturas, asesinatos, el principio de jurisdicción, el Principio de  Justicia  Universal  se  mezclan  en  esta  obra  de  Patricio Guzmán. ¡Cómo olvidarnos de los Juicios de  Nuremberg,  ambientada  tras  la  segunda  guerra  mundial, dónde se juzgan a veinticuatro nazis, civiles y militares, por los crímenes cometidos durante la guerra! Estos episodios hacen recordar que debemos caminar en el presente, pero sin olvidarnos de los errores y crudeza del pasado.

En el  Planeta  de  los  Simios  se  ahonda  temas  muy de moda como son el derecho de autodeterminación, el principio de igualdad, la no discriminación,  la  violencia,  esclavitud,  los  derechos  de los animales…

En  nuestro  país  y  en  la  bella  ciudad  de  Vigo  los  lunes  al  sol  nos  enseñaron  la  crudeza  de  lo  que  significan los despidos, las protestas de los trabajadores y cómo transcurre la dramática vida de sus personajes sin su empleo, día tras día, como si todos los días fueran domingo (sin guardia)

Más  antigua  pero  no  por  ello  menos  conocida  es  la película Los Crímenes de Cuenca. La historia se basa en un sistema judicial de inicios del siglo XX, sin  garantías  procesales  y  se  centra  en  una  sociedad rural. Dos hombres son acusados y condenados por el asesinato del pastor, hecho delictivo que no habían cometido.

Recientemente  nos  encontramos  con  la  serie  El Hierro que evoca los primeros destinos de los jueces de “pueblo” en juzgados mixtos, resolviendo cuestiones  civiles  y  penales  y  cómo  se  compatibilizan  cuestiones de menor entidad jurídica con la investigación de un asesinato. Más que un primer destino  trata  del  traslado  forzoso  de  una  jueza  por  una  sanción. ¿Habrá motivado nuestro querido Consejo General  del  Poder  Judicial  la  sanción?  Quizás  lo  sabremos en otras temporadas.

En  definitiva,  hombre/mujer  son  dueños  de  sus propios actos. Ello no escapa de nuestro cine, que ha  sabido  reflejar  los  comportamientos  sociales. Desde  la  compra  de  un  periódico  hasta  la  entrada  de cine, el mundo está impregnado de un contenido  jurídico,  en  el  que  el  séptimo  arte  transforma  la  realidad  en  imágenes.  Sentémonos  y  disfrutemos  con  el  paladar  más  exquisito  de  cada  una  de  las películas y que pasen por nuestra retina sueños llenos de estrellas.

Así que ¡cámara y acción!

***Francisco Hernández Bautista.

Descargar artículo (pdf) Sueño de una noche de estrellas: Cine y Derecho, por Francisco Hernández Bautista

Artículo publicado en la Revista Jueces – Noviembre 2019

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