
ALFONSO ÁLVAREZ-BUYLLA
Se acercan las merecidas vacaciones para esta sección y hemos logrado cerrar este año judicial con un broche de oro. Nuestro entrevistado, ALFONSO ÁLVAREZ-BUYLLA NAHARRO, tiene una calidad excepcional, tanto a nivel humano como profesional. Dedicado plena y brillantemente a su labor como juez, activo en la reivindicación de unas condiciones profesionales dignas y de una efectiva igualdad en la carrera judicial, y especialmente preocupado por la situación de los jueces de las más recientes promociones, su contribución ha sido y es esencial para hacer de Francisco de Vitoria una Asociación más moderna, consolidada y coherente.
Alfonso es una persona cercana, afable, divertida y polifacética. Poseedor de profundos conocimientos jurídicos y de un bagaje cultural de gran calado que compagina con un agudo e inteligente sentido del humor, este gran conversador exhibe una envidiable vocación de disfrutar intensamente de la vida. Su valentía, su coraje y la vehemencia, siempre respetuosa, con que defiende aquello en lo que cree, le brinda la admiración de quienes lo conocemos. Y es que Alfonso, por encima de las meras palabras, es consecuente con sus opciones e ideas y las conduce al terreno de la acción y del compromiso.
Este asturiano, nacido en Avilés un 20 de marzo de 1977, ha pasado toda su infancia y juventud en la capital del Principado. Allí estudió EGB en el colegio público La Gesta, BUP y COU en el Instituto Aramo y la carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo. La familia de Alfonso está muy vinculada al Derecho, aunque no a la Judicatura. Su padre fue abogado y su madre, aunque licenciada en Derecho, obtuvo por oposición plaza de profesora titular de Historia Económica en la Universidad de Oviedo. También su hermana accedió por oposición al cuerpo de Secretarios Judiciales. Pese a ello nos confiesa que él hubiese querido estudiar Filología Hispánica (y aún no ha perdido la esperanza) pero pudo más el ambiente familiar y sobre todo la capacidad de persuasión de su madre que lo convenció para matricularse en Derecho (lo cual debemos agradecerle).
Comenzó a preparar las oposiciones de ingreso en la Carrera Judicial con el Magistrado de la Audiencia Provincial de Asturias, Rafael Martín del Peso, en septiembre de 2000 y su esfuerzo se vio recompensado el 14 de mayo de 2005. Tras su período de formación en la Escuela Judicial de Barcelona y en los Juzgados de Bilbao, en julio de 2007 tomó posesión como Juez titular en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Balmaseda, un destino muy completo con Registro Civil y con competencia en Violencia sobre la Mujer, pero también con unos compañeros de trabajo de los que guarda un inmejorable recuerdo. En 2011 decidió volver a su tierra y concursó al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Cangas del Narcea, lugar donde se sintió recibido como si fuera de allí de toda la vida. En septiembre de 2012 llegó el ascenso a Magistrado y decidió regresar al País Vasco, en concreto al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Getxo, y cinco años después concursó al Juzgado de Lo Contencioso Administrativo nº 4 de Bilbao y más tarde al nº 5, su actual destino.
Alfonso se dio de alta en la Asociación Francisco de Vitoria en septiembre de 2008 y desde entonces ha sido un asociado muy activo y comprometido no faltando a ninguna Asamblea. Con apenas cinco años de antigüedad en la Asociación fue elegido miembro del Comité Nacional en 2013 y reelegido en 2015, ejerciendo a partir de ese momento el cargo de Tesorero. Recuerda muy gratamente esta experiencia compartida con diez compañeros y compañeras a los que califica como excepcionales y entre los que menciona especialmente a los Portavoces, Marcelino Sexmero y Raimundo Prado. Recién finalizado su trabajo en el Comité Nacional aceptó el reto de formar parte de la Comisión de Igualdad en la que actualmente sigue trabajando.
La pasión que Alfonso pone a todo lo que emprende a nivel profesional y asociativo tiene su equivalente en la intensidad con que disfruta de sus aficiones. Procura dedicar tiempo a la lectura y al cine, en particular al cine clásico, y también al deporte que considera fundamental para despejar el cerebro tras una actividad laboral sedentaria e intelectualmente exigente. Pero por encima de todas estas aficiones está la ópera. Fue el maestro Verdi con su Rigoletto el responsable de que a principios de los 90 quedase prendado de un mundo que no ha dejado de depararle satisfacciones. Quienes conocen a Alfonso saben que muy contadas personas pueden tener un conocimiento más amplio de esta expresión artística y de todo lo que la rodea.
A Alfonso Álvarez-Buylla le sobran méritos para ser “vitorino del mes”, y dado el gran afecto que le profesamos quienes preparamos esta sección, nos llena de ilusión contribuir a que los lectores puedan conocer mejor a nuestro compañero y amigo.
PREGUNTA: ¿Por qué te asociaste a Francisco de Vitoria y qué te motiva a seguir en ella?
La verdad es que cuando ingresé en la carrera judicial en 2007 no tenía en principio intención de asociarme, pero varios amigos y compañeros de promoción en los que tengo total confianza me convencieron de unirme a Francisco de Vitoria, lo cual no he dejado de agradecerles; me asocié unas semanas antes de la Asamblea de Gijón de 2008, que fue la primera a la que acudí, y desde entonces no he faltado ningún año.
PREGUNTA: ¿Qué es lo que nos une a los vitorinos? ¿Existe un “espíritu vitorino”? ¿Qué significa para ti?
Yo creo que lo que más une a la familia vitorina es precisamente la heterogeneidad de sus asociados, en todo salvo en el espíritu combativo, el respeto y la lucha por la independencia judicial. Ese espíritu vitorino, cristalizado en nuestros vehementes debates que siempre culminan con un apretón de manos y una caña si se tercia, es lo que hace que todos nos sintamos libres de expresar nuestras opiniones y rebatir las de los compañeros, sea un juez de nuevo ingreso o un magistrado del Tribunal Supremo. Nunca faltan los desacuerdos, pero tampoco el respeto y la tolerancia. Esta última Asamblea de Sevilla ha sido una de las más gratificantes en este sentido, pues se trataron temas muy controvertidos, con posturas diametralmente opuestas en algunos casos, sin que se perdieran en ningún caso las formas y nuestra adicción a votar, ¡¡¡incluso a votar si votamos!!!
PREGUNTA: ¿Cómo ves la situación actual de la AJFV? ¿Crees que ha evolucionado desde que te asociaste?
Llevo once años en la Asociación, y en este tiempo he constatado un crecimiento en el número de asociados, especialmente de las promociones más recientes, y una presencia cada vez mayor en los medios y en la sociedad. Ya se nos conoce por nuestro nombre y por nuestras ideas, sin que ningún medio nos pueda poner apellidos o vinculación con partidos políticos; esto último es lo que más me decidió a asociarme, y lo que se mantiene y debe mantenerse de forma férrea. Hablamos con todos, pero no nos casamos con nadie, solo con la lucha por la independencia judicial y la dignidad de nuestra profesión. Desde este punto de vista creo que la Asociación está en un momento óptimo, pero no hemos tocado techo ni muchísimo menos.
PREGUNTA: ¿Qué acciones, medidas o reformas pueden contribuir a mejorar nuestra Asociación?
Francisco de Vitoria es una asociación viva y muy activa: intervenimos en los medios, informamos cuantos proyectos se nos someten a consideración, elevamos propuestas y quejas a los órganos competentes y combatimos en los tribunales las resoluciones que consideramos arbitrarias y perjudiciales para la carrera judicial. En este último año y medio ha venido trabajando la recientemente creada Comisión de Igualdad, de la que me siento muy orgulloso de ser miembro, así como la Comisión de Jueces, dirigida a los problemas de los compañeros de nuevo ingreso. Iniciativas de este tipo hacen que los jueces y la sociedad confíen en nuestra labor, y creo que debe seguirse en esta línea, aceptando siempre las críticas constructivas y sugerencias internas y externas; el estar orgulloso de ser vitorinos no solo no está reñido sino que es consustancial a saber apreciar y agradecer las opiniones e ideas que provengan de fuera de la Asociación.
PREGUNTA: ¿Cuáles son, en tu opinión, las medidas que, a nivel personal, asociativo, o de carrera en su conjunto, podrían adoptarse para garantizar a la Carrera Judicial unas condiciones profesionales dignas, su independencia y los medios adecuados para desempeñar la función jurisdiccional?
Pese al tiempo trascurrido desde la desdichada reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985 en cuanto a la forma de elección de vocales del Consejo General del Poder Judicial, pese a los amagos de los políticos de corregirlo, pese a los reproches recibidos por parte del Consejo de Europa y pese a las constantes denuncias de politización del órgano por parte de la carrera judicial, éste sigue nuestro gran problema. No es asumible que el órgano llamado por la Constitución a velar por la independencia del Poder Judicial frente al resto de poderes del Estado sea elegido precisamente por estos últimos. La independencia económica es otro constante caballo de batalla sistemáticamente desatendido por los poderes responsables de ello. A esto ha de unirse la invariable postura de los poderes políticos de ignorar las opiniones de los jueces en cuantas reformas nos conciernen, y el endémico desinterés por dotar de medios verdaderamente eficaces y propios de una democracia del siglo XXI a los Juzgados y Tribunales. Corregir estas cuestiones es esencial para que la justicia española esté a la altura de la media de las grandes democracias europeas, teniendo en cuenta que nuestra formación, carga de trabajo y minuciosidad en la fundamentación de las resoluciones judiciales está muy por encima de esa media.
PREGUNTA: ¿Qué podríamos hacer para difundir en la sociedad el conocimiento de nuestra labor? ¿Crees que dedicamos suficiente esfuerzo en mejorar la imagen que tiene la opinión pública de los jueces?
En este ámbito nos movemos en terrenos resbaladizos. Hasta hace bien poco los jueces teníamos asumido que solo hablábamos por medio de nuestras resoluciones. Pero la situación de la Justicia debe ser conocida por la opinión pública; no es solo un derecho, sino un deber del Poder Judicial exigir que la Justicia en España esté a la altura que sus ciudadanos demandan. Claro está que tenemos un deber de prudencia y sigilo en relación con asuntos que estén siendo juzgados, pero no existe impedimento para que se hable alto y claro del resto de cuestiones que afectan a la Justicia, y en este sentido, en los últimos diez años se ha avanzado mucho, en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales. Y así debe seguir siendo porque nuestro silencio abona el terreno para que se nos responsabilice de situaciones o consecuencias que nada tienen que ver con el correcto cumplimiento de nuestra función, sino con la falta de medios o la mediocridad de muchas de las leyes que debemos aplicar.
PREGUNTA: Durante cuatro años has formado parte del Comité Nacional de AJFV. ¿Qué ha supuesto para ti esta experiencia?
Para mí, el haber sido elegido miembro del Comité Nacional en 2013, siendo un asociado de base desconocido, supuso un inmenso orgullo, y a la vez un considerable vértigo, ya que sabía por mi gran amiga Zaira González, que era miembro por entonces del Comité, que se trabajaba duro y había que tomar decisiones importantes y muchas veces bastante comprometidas. Por suerte, no pude compartir esta andadura con mejores compañeros, y el reunirnos cada mes se convirtió en una experiencia de lo más gratificante, aprendiendo muchísimo y teniendo el sentimiento de hacer un trabajo útil por ideas en las que creo. Por supuesto el resultar reelegido en la Asamblea de Bilbao en 2015 no hizo sino multiplicar mi ilusión y ganas de trabajar, ya que me hizo ver que muy mal no lo estaba haciendo si mis compañeros renovaban su confianza en mí.
PREGUNTA: Formas parte de la Comisión de Igualdad de AJFV desde su constitución. ¿Cómo valoras la experiencia? ¿Qué crees que puedes aportar a dicha Comisión, y qué crees que la Comisión de Igualdad puede aportar a la Asociación? ¿Percibes una acogida favorable a la Comisión de Igualdad por parte de los asociados?
La constitución de la Comisión de Igualdad en Francisco de Vitoria se gestó en el Comité del que formé parte entre 2015 y 2017, y todos estuvimos de acuerdo en que una asociación judicial de casi 900 miembros no puede dejar de tener una intervención activa en temas de igualdad, no solo por razón de sexo, sino en su sentido más amplio. Una vez terminado mi período de permanencia en el Comité Nacional, presenté solicitud para integrar esta nueva Comisión, y de nuevo tuve la satisfacción de contar con la confianza del nuevo Comité. En un principio la conformábamos cinco miembros y hace escasamente un mes se ha ampliado a diez, ya que estamos abarcando más cuestiones de las que al principio teníamos en mente. De modo que de nuevo comparto responsabilidades con nueve hombres y mujeres excepcionales, esperando estar a la altura de las expectativas y contribuir a extender una cultura de igualdad no solo en el ámbito judicial, son en todos los sectores de la sociedad. Hemos editado ya tres números de la revista Igualdad, que han tenido una gran acogida, tratando con rigor y sin posturas maximalistas temas relacionados con la igualdad entre hombres y mujeres, por identidad y orientación sexual, etnia y discapacidad.
PREGUNTA: Tras haber desarrollado tu actividad judicial en juzgados mixtos concursaste a un Juzgado de Lo Contencioso-Administrativo. ¿Qué fue lo que te impulsó a acceder a un orden jurisdiccional tan especializado? ¿Te ha supuesto mucho esfuerzo la adaptación? ¿Ha mejorado tu calidad de vida personal y profesional?
La experiencia en juzgados mixtos es fundamental para formarse como juez, tanto en el sentido jurídico como el humano, porque la relación y el trato con el resto de personas involucradas en la Justicia, desde funcionarios hasta ciudadanos, pasando por policías y abogados y procuradores, son mucho más cercanos que en capitales de provincia, y eso aporta un enriquecimiento que no proporciona la oposición. Por el lado opuesto, acaba siendo bastante agotador el estar a tantas cosas a la vez; por eso cuando surgió la oportunidad de concursar a un contencioso a Bilbao, remití la instancia sin muchas esperanzas, pero me llegó. La jurisdicción contencioso administrativa es dura, porque es variadísima y se maneja una cantidad de normas muy superior a otros ámbitos, y eso al principio cuesta mucho: te ves con un expediente de veinte cajas de documentación y piensas “¿dónde me he metido, madre mía?”. Pero se le va cogiendo el truco, y ahora mismo me parece un trabajo apasionante, muy variado y encima con la suerte de tener unos compañeros en Bilbao excepcionales, con los que prácticamente “hago sala”. Decididamente, creo que acerté con la apuesta por esta jurisdicción, además de que ahora vivo a escasos tres minutos andando del Juzgado por lo que mi calidad de vida se ha multiplicado.
PREGUNTA: La mayor parte de tu carrera se ha desarrollado en el País Vasco, salvo un período en tu tierra natal. ¿Has apreciado una evolución en la sociedad vasca? ¿Te sientes a gusto viviendo y trabajando allí?
Yo me fui de Balmaseda a Cangas del Narcea en febrero de 2011; en aquella época yo tenía escolta, y aunque no eran los tiempos más duros de la banda terrorista, el ambiente estaba todavía enrarecido. Cuando regresé a Vizcaya en septiembre de 2012 noté un cambio sustancial en la sociedad vasca, se respiraba más tranquilidad y confianza. Existía una necesidad imperiosa de paz y de superación tras tantos años de terror. A día de hoy, Bilbao es una ciudad excelente para vivir; asturianos y vascos tenemos mucho en común y es muy fácil sentirse querido en esta tierra. Tan es así que a medio plazo no tengo la menor intención de concursar.
PREGUNTA: Nos gustaría conocer cuáles han sido tus mejores y tus peores experiencias en el ámbito profesional en estos casi quince años de pertenencia a la Carrera Judicial.
Las mejores experiencias siempre han estado ligadas a mis compañeros en Juzgados, desde jueces a secretarios y funcionarios. He tenido mucha suerte en ese sentido. También resulta satisfactorio el ver confirmadas algunas resoluciones especialmente arriesgadas o difíciles. En la parte negativa, nunca olvidaré el triple homicidio por arma blanca a cuyo levantamiento tuve que ir en Degaña (partido judicial de Cangas) justo la mañana siguiente de las elecciones municipales de 2011, habiendo dormido apenas tres horas, porque era también Presidente de la Junta Electoral de Zona. Una imagen así no se asimila fácilmente.
PREGUNTA: Y ahora vamos a hablar de tu conocida afición a la ópera. ¿Qué supone en tu vida esta afición? ¿Recuerdas alguna interpretación que te haya emocionado especialmente? ¿Qué obras recomendarías a un neófito para su iniciación en el mundo del Bel canto? ¿Te atreves a decir cuál es para ti la mejor ópera y quiénes los mejores intérpretes?
La ópera es una pasión muy absorbente, esto lo dirá cualquier aficionado; genera debates incluso más encendidos que el fútbol, y quien no lo crea, que pruebe a juntar a un verdiano y a un wagneriano en la misma sala. Yo le debo a este género muchos momentos de gran felicidad, en el teatro y en casa, y además nunca se sabe lo suficiente, así que jamás cansa. Guardo recuerdos imborrables de muchas representaciones siendo estudiante y opositor en Oviedo, donde con presupuestos modestos se organizan temporadas de gran calidad. Allí escuché a divas como Raina Kabaivanska o la gran Mariella Devia, que en 2005 nos regaló una Lucrezia Borgia inolvidable. Más recientemente asistí en el Liceu a una representación de Elektra de Strauss que me dejó literalmente sin aliento, y puso el teatro patas arriba entre aplausos y bravos.
Siempre que he recomendado a amigos que asistieran a la ópera por primera vez lo he tenido claro: Las bodas de Fígaro, probablemente la mejor ópera jamás escrita y que encandila a novatos y experimentados. El genio de Mozart engancha a todos por igual. Y lo de escoger un cantante ya es misión imposible; está Callas, por supuesto, que marca un antes y un después, y revolucionó cada papel que abordó, pero hay tantos cantantes enormes de tiempos anteriores y actuales que se me hace muy difícil escoger; podría nombrar a Kraus o Bergonzi como tenores; Sutherland, Scotto o Freni como sopranos y un larguísimo etcétera.
PREGUNTA: También es conocida tu afición al cine y tu aversión al sedentarismo. Por eso te vamos a pedir un listado de cinco películas que consideres imprescindibles, y también que nos recomiendes una actividad deportiva para el verano.
Jajaja, me encanta la expresión “aversión al sedentarismo”, aunque no soy en rigor un deportista, en el sentido de que no practico ningún deporte concreto, pero procuro ir con regularidad al gimnasio, caminar o nadar, y salir a correr de vez en cuando. Para este verano tengo previsto volver a caminar unas cuantas etapas del Camino de Santiago, experiencia que recomiendo vivamente con independencia de edad o estado físico.
En cuanto al cine, escoger cinco películas es muy difícil, y los gustos van cambiando y evolucionando. Pero entre el “top five” no puede faltar Vertigo de Hitchcock; algo de Mankiewicz (Eva al desnudo, Carta a tres esposas o La Huella); Fellini (Otto e mezzo, que descubrí hace poco y me fascinó), Buñuel y Lubitsch. Pero la semana que viene seguramente os diría otras.
PREGUNTA: Y ya puestos a pedir, ¿nos puedes sugerir algún lugar que merezca la pena ser disfrutado en vacaciones?. Y si eres generoso y nos dices más de uno, quedaremos muchos más agradecidos.
He de confesar que soy poco aventurero en cuanto a viajes, por lo que me encanta recorrer España y Portugal. Lisboa, Rías Baixas o Cádiz son lugares que por gastronomía, playas y gente no decepcionan jamás. Por ahí andaré entre julio y agosto sin ninguna duda. Y por supuesto, quienes no conozcan demasiado el Cantábrico no pueden dejar de venir: no garantizamos sol, pero todo lo demás que se pueda desear en unas vacaciones lo tenemos a raudales.
Entrevista realizada por Eduardo López Causapé y Beatriz Muñoz Yangüela.
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