TU SEGUNDA OPORTUNIDAD EMPIEZA CUANDO ACABA LA PRIMERA
Esteban Basalo Moreno
Dicen que la vida no da segundas oportunidades por eso cuando en diciembre de 2016 volvió a darse la posibilidad de volver a intentarlo no lo pensé. Mi nombre es Esteban, soy de la generación del 76 y me “enamoré” de la profesión de juez al poco de comenzar la carrera en el año 1995 haciendo un trabajo sobre el novedoso Juzgado de menores. A partir de ese momento todo mi periplo universitario fue enfocándose hacia esa meta. La meta. Y así fue, a finales del año 2000 comencé con toda la ilusión del mundo la oposición. Fueron tres años de intensidad, de esfuerzo, de sacrificio, de entrega, de cambios de domicilio, de cambios de preparador pero no era mi momento. El 2 de febrero de 2004 me examiné por ultima vez de la oposición, era la primera vez que conseguía cantar el examen completo pero sin éxito, en la convocatoria en la que se estrenaba el test como prueba eliminatoria. Si tuviera que enumerar las razones que me llevaron a tener que abandonar mi sueño podría enumerar muchas, pero entre ellas destacaría la psicológica. No tenia el entorno ni la tranquilidad suficientes para poder afrontar aquella situación. Los problemas en mi familia se multiplicaban y era el momento de dar el paso y afrontarlos aunque fuera con un alto coste personal. Cuenta el dicho que “cuando cierras una puerta se abre una ventana” pero en mi caso la puerta de mi sueño se cerró sin alternativas. A partir de ahí tuve la suerte de empezar a trabajar y al cabo de dos años empecé a montar mi pequeña empresa de administración de fincas y despacho de abogados. La “espina clavada” de no poder continuar estaba siempre presente con mayor y menor intensidad. Me casé, nació mi hijo y mi vida continuaba.
Durante ese tiempo siempre tenía una voz que me decía “¿por qué no lo vuelves a intentar?”, “date otra oportunidad”, “es tu sueño”. Esa voz era la de mi mujer, la que siempre estuvo, la que siempre está. Es lo que yo llamé “la constante”. Pero un hecho lo cambió todo. El 14 de enero de 2015 mi padre nos dejaba y en mi fue creciendo la sensación y la reflexión de que la vida es corta y que cuando menos te lo esperas todo da un giro inesperado sin casi tiempo de reacción. Eso fue lo que yo llamé “la variable”.
Y así llegamos al punto de inicio, diciembre de 2016. Leyendo un articulo de una opositora joven que había aprobado en tiempo récord volví a escuchar esa voz de ánimo de mi mujer, y por primera vez no le dije “mi momento ya pasó” o “ahora no puedo”. Simplemente me quedé en silencio y empecé a ojear el temario actual y los cambios que había desde la ultima vez que me había presentado. Dos días mas tarde, y al mismo tiempo que le comentaba a Raquel “estoy pensando en volver a presentarme”, la ilusión me atizó como un “tsunami”. Me encontraba ante una nueva oportunidad y esta vez no la iba a dejar pasar.
A partir de ahí todo fue muy deprisa. En el mes de enero ya se lo había comentado a mi circulo íntimo, a mi socia del despacho y empezar así la transición para mi marcha. En febrero me entrevisté con mi futuro preparador y ya conseguí el temario que me guiaría hasta la meta final. En marzo había estudiado algunos temas para poder comprobar si mi capacidad de estudio y exposición oral podían recuperarse con resultado positivo. En abril la decisión fue firme. Finalmente, el 4 de septiembre, una vez solucionada la venta de mi empresa y ser libre de ataduras empecé con toda la fuerza del mundo un nuevo “asalto” a la judicatura.
Nunca pensé que las experiencias vividas hasta ese momento me iban a ayudar tanto a planificarme mejor, estudiar con mas concentración y definir aun mas mi disciplina de trabajo. En 6 meses ya había estudiado 153 temas con 4 vueltas cada uno. A finales del mes de junio de 2018 ya había acabado todo el temario que entraba en el test. En julio salía la convocatoria de 300 plazas después de varios años con poca oferta. En octubre aprobé el test. El 30 de enero de 2019 aprobé el primer oral. El día 6 de junio aprobé el ultimo. Este último día, cuando se abrió el portalón y nos dijeron a la que hoy es otra compañera de escuela y a mí que pasáramos y los dedos pulgares de la secretaria nos indicaba hacia arriba rompí a llorar. Se cerraba un circulo que había empezado a finales del año 2000 y que abrazado a mi gran valedora, mi apoyo constante en la sombra lo habíamos conseguido. En todo este proceso habíamos sido un equipo.
Por eso, tú, actual o futuro opositor, nunca pierdas las ganas, nunca te olvides que el mayor motor de esta “carrera de fondo” es la ilusión y la perseverancia y nunca pienses que está todo perdido, puede que el destino te haya reservado otra manera de conseguirlo.
Descargar artículo (pdf) Una segunda oportunidad – Esteban Basalo Moreno
Artículo publicado en la Revista Jueces – Noviembre 2019
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