Alejandro Nevado Ferrà

 

Dedico esta pieza a la comunidad opositora, y en especial a quienes están o han estado inmersos en la los mares de las oposiciones para llegar a ser juez o fiscal, y se preguntan o se han preguntado, ¿qué será de mí si no apruebo? El miedo a qué pasará; el miedo a estar perdido; el miedo a elegir si continuar o cambiar. Quien escribe es un exopositor con cerca de 6 años de experiencia a sus espaldas en aquellas; y os lo confirmo: hay miedo, pero es natural, bueno y positivo. Porque se abren por completo nuevas oportunidades, nuevos retos, nuevos quehaceres, nuevas rutinas, y lo más importante, nuevos sueños. El mundo no se acaba y la vida tampoco. Se nos da la opción de empezar una nueva vida, la cual podrás configurar nuevamente a tu gusto. Mi sincero y sencillo propósito es recordar lo que, no por ser evidente, conviene siempre tener presente: que la vida, en todas sus facetas y plenitud, os seguirá esperando, os sorprenderá y hasta os hará sufrir y disfrutar al mismo tempo, igual que lo hace mientras estudiáis.

Pero empecemos por lo básico, sin ánimo de repetirnos, pues ya todos los protagonistas de esta historia que nos une sabemos, entre otras, que nuestra vida es un tren que está parado, que somos unos incomprendidos para unos y unos ídolos para otros (cuando siempre me decían aquello de “es increíble lo que estás haciendo; yo nunca sería capaz de hacer algo así”, a lo cual mi respuesta era siempre “estoy seguro de que sí, si lo sintieras como un verdadero amor”). Entre las múltiples enseñanzas que uno se lleva de la particular cuarentena opositoril es que no hay un modelo único de opositor, pues al igual que en la vida fuera de dicha comunidad, también en ella hay gente fría y otra más sensible, la hay de egocéntrica y la hay de humilde, así como igualmente existen personas con especiales dotes y altas capacidades y otras que requieren realizar un esfuerzo superior para poder alcanzar los niveles de exigencia implícitamente unidos a nuestros objetivos vocacionales. ¿Qué tipo de opositor era yo? Sensible, humilde y del que siempre ha requerido de ese esfuerzo extra. ¿Y qué tipo de persona soy tras haberme retirado de las oposiciones? Más sensible, más humilde y de los que más se esfuerza a diario para seguir aprendiendo y descubriendo y descubriéndome. Pues otra enseñanza (tal vez, esta más de la vida que de las oposiciones) es que siempre hay margen y oportunidad para mejorar.

Vayamos ya al asunto principal: mi experiencia, ¿consejos? y enseñanzas. Sobre mi experiencia, de forma muy resumida, diríase que empecé a opositar a finales de 2013, en el seno de una familia numerosa con las necesidades cubiertas, pero sin ningún tipo de lujo, salvo el mayor de poder opositar sin verme forzado a trabajar. Aprobé el examen test en 3 ocasiones, pero en las mismas 3 no superé el primer oral, siendo, curiosamente, mi primera vez aquella en la que mejor exposición de temas realicé. En la segunda ocasión, mi exposición careció (y fui el primero en reconocerlo) del suficiente contenido. En mi tercera vez, a opinión personal, el tribunal no fue justo y me sentí ofendido. Lo cual, unido al cansancio extremo, al desequilibrio emocional (junto al psicológico en determinados momentos a lo largo de los últimos años) y a la pérdida de aquellos elementos espirituales e intelectuales que hasta entonces siempre habían pesado lo suficiente en la balanza para poder continuar, hicieron en definitiva que tomara la decisión de dejarlo.

¿Y ahora, qué? Llevo un año fuera del mundo de aquellas oposiciones, y ha sido un año cargado de novedades: desde mi empecinamiento a ponerme a trabajar, tanto para poder gozar de una mínima economía propia como a su vez de una distracción mental, pasando por no querer dejar pasar la oportunidad de preparar otras oposiciones “menores”, hasta matricularme en el Máster de Abogacía, así como en la escuela oficial de idiomas para empezar francés. En efecto, trabajé en una multinacional de vendedor deportivo durante la primavera-verano, desistí (por salud mental, pues veía que en nada me estaban beneficiando) de preparar en aquellos momentos otras oposiciones y empecé a cursar el Máster, empezando de nuevo a sentirme querido y realizado gracias a ese envolvente académico de profesores, compañeros y amigos. Recientemente, además, he sido agraciado con la posibilidad de impartir docencia en la UIB, en la que cursé mis estudios, algo que ha reavivado fuertemente mis deseos de crecimiento en el ámbito jurídico.

Creo que de lo expuesto podéis extraer claramente algunas de las muchas enseñanzas que me ha dado la oposición: que es posible y necesario levantarse tras cada caída, que seremos aún más capaces de saber identificar al verdadero ­­amor­, que sumaremos humildad y empatía, perfectamente compatible con la aspiración a crecer intelectualmente y progresar en el mundo laboral o la conversión (que no renuncia) de los sueños, pues quienes nos definimos como soñadores lo seguiremos siendo siempre (me temo/me gusta creer). Todas ellas se suman a las que ya sabéis de buen seguro: exprimir al máximo cada uno de los buenos momentos de los que gozamos a lo largo de los años de estudio o el abrazar fuerte e intensamente, empatizando y haciéndonos empatizar.

Finalmente, en cuanto a los consejos, al margen de los que ya bien conocéis en cuanto a estudio, preparación y demás que conlleva la oposición en sí, mi particular consejo es el de que tengáis un plan B, y el que le dediquéis a este, aunque sea mínimo, un esfuerzo semanal/quincenal (por ejemplo, reforzar el inglés, aprender un nuevo idioma o realizar cursos online de especialización en una materia o área del Derecho). ¿Por qué? Porque os ayudará a sentiros más seguros en el día a día, porque tendréis una distracción mental extra y porque servirá para que estéis más cualificados, hayáis o no finalmente conseguido el objetivo pretendido, pudiendo más fácilmente a partir de ello promocionar profesionalmente u obtener un primer empleo en el área de la que sea tu interés.

Asimismo, ante los momentos más jodidos, no dudéis en confiar en un profesional y en atender y hacer caso a lo que os diga un buen preparador o el profesional del área de referencia. En definitiva, las negritas de este artículo estarán siempre presentes, antes, durante y después de las oposiciones. Cuidaos, no os pongáis límites, y confiad durante y después de cada fin de etapa. Porque son eso: etapas de una misma y única vida, en un mundo increíblemente grande y abierto, lleno de oportunidades.

«Si os cansáis, aprended a descansar, no a tirar la toalla» – Autor desconocido

Alejandro Nevado Ferrà.

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