
IGNACIO SIERRA
La Asociación Judicial Francisco de Vitoria siempre se ha caracterizado por su dinamismo y por su tesón en la defensa de los jueces y magistrados y en la reivindicación de sus derechos. Pese a su ya larga trayectoria, en los últimos años ha visto fuertemente incrementado el número de sus asociados, y de forma muy acentuada entre los jueces de las promociones más recientes. Pero la ilusión, el empuje y la determinación de la Asociación Francisco de Vitoria en todo lo que emprende no derivan únicamente de la media de edad de sus asociados sino que es el ánimo de todos los vitorinos, cualquiera que sea su edad, el que impregna de juventud la Asociación, y nuestro “vitorino del mes” es una buena prueba de ello.
IGNACIO SIERRA GIL DE LA CUESTA nació en Burgos un 1 de agosto de 1934 y en esa monumental ciudad castellana pasó su infancia y adolescencia, cursando estudios superiores en Valladolid por cuya Universidad se licenció en Derecho. Constituye buena prueba de su ánimo, su disciplina y su capacidad el hecho de haberse preparado él solo para el ingreso en la Carrera Judicial, confeccionando todos los temas, estudiándolos, y recitándolos delante de un espejo. Tal esfuerzo tuvo su merecida recompensa e Ignacio ingresó en la Judicatura en el año 1958, formando parte de la 9ª promoción, y realizando su período de Escuela Judicial entre febrero de 1959 y mayo de 1960.
Desde entonces han sido muchos órganos judiciales en los que ha desarrollado su actividad profesional, y muchos los territorios de España en los que ha estado destinado. Ha sido Juez de Primera Instancia e Instrucción en Mancha Real (Jaén), en Guadix (Granada), y en San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Seguidamente ha desempeñado sus funciones en el Juzgado de Instrucción nº 3 de Palma de Mallorca, en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Córdoba, en la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria, en el Juzgado de Primera Instancia nº 22 de Madrid, en el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Madrid, y en la Sala Segunda del Tribunal Supremo, para culminar su dilatada y fructífera carrera como Presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo.
Ignacio, más allá de la estricta función jurisdiccional, no ha rehuido el compromiso asumido por muchos jueces y orientado a la consecución de un Poder Judicial concebido como servicio público a disposición de los ciudadanos, sin escatimar esfuerzos en lograr una mejora de las condiciones de trabajo de quienes integramos la Administración de Justicia. Así ha desempeñado importantes cargos gubernativos siendo Jefe del Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial , y Vocal del Consejo General del Poder Judicial en el período comprendido entre 1990 y 1995. Estas responsabilidades no le han impedido dedicar parte de su tiempo a trabajar en importantes obras jurídicas, entre las que pueden citarse la relacionada con la Ley del Divorcio, los diez tomos de Comentarios al Código Civil, y los seis tomos del Tratado de Derecho Civil, así como a asistir a numerosos cursos y congresos jurídicos tanto nacionales como internacionales. Su decisión de mantenerse en plena actividad se hace patente al ser actualmente Presidente del Comité de Expertos del Banco de España para evaluar la idoneidad de altos cargos bancarios.
En tan intensa y fructífera carrera no han faltado las más importantes distinciones entre las que se hallan la Cruz de Primera Clase y Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort y la Medalla de Oro del Foro Jurídico Hispano Marroquí.
Ignacio Sierra, que no ha abandonado nunca la soltería, reconoce en la familia y en los amigos los elementos fundamentales de su vida. Nos confiesa que sus grandes aficiones son la lectura, el cine y el teatro, y que le entusiasma el estudio de la Historia, muy en particular el período de la Guerra Civil Española.
Un juez comprometido, con inquietudes y con gran capacidad de trabajo no podía mantenerse al margen del asociacionismo judicial. Así, Ignacio pasó a formar parte de Justicia Democrática, asociación que durante el régimen franquista se hallaba en la clandestinidad y cuya principal finalidad era la implantación de la democracia y del estado de derecho en España. Posteriormente se integró en la asociación Jueces para la Democracia que finalmente abandonó, según manifiesta, por no participar en su funcionamiento. Y finalmente se dio de alta en la Asociación Judicial Francisco de Vitoria en el año 1996 en la que ha actuado como asociado de base.
Y así hemos tenido la suerte de conocerlo, y tenemos el placer de compartir con él muchos momentos en el seno de la Asociación Francisco de Vitoria, muy en especial en sus Asambleas. Cercano y afable, siempre ha tenido una palabra amable para quienes acudíamos a nuestras primeras actividades asociativas, con escasos trienios, pocas tablas, y mucha inseguridad. Su sentido común, su humildad, y sus profundos conocimientos jurídicos son una inspiración para muchos de nosotros. Por estos y por muchos más motivos, nos honra que Ignacio Sierra nos haya concedido esta entrevista para que todos podamos conocerlo mucho mejor.
PREGUNTA: ¿Qué es para ti la AJFV? ¿Crees que existe un “espíritu vitorino”?
Conocí la AJFV gracias a la invitación que me hicieron Manuel Torres Vela y Carlos Granados para asistir a un congreso de la asociación, y en el mismo pude comprobar que un espíritu asociativo positivo impregnaba su esencia y que además se respetaban absolutamente los principios democráticos.
PREGUNTA: ¿En qué aspectos se ha transformado nuestra Asociación desde que formas parte de ella?
Sin duda ha ido a más la AJFV en importancia e influencia, lo he podido comprobar congreso a congreso. Sobre todo he podido detectar en las intervenciones unos valores personales de una enorme cultura humana y jurídica .
PREGUNTA: ¿Cómo te planteas tu participación en la Asociación como jubilado? ¿Ha supuesto esta situación algún cambio para ti en el ámbito asociativo?
Yo he asistido con enorme satisfacción a todos los congresos desde que estoy jubilado y mi participación ha sido ver, oír, aprender y dar algún consejo si se me pedía.
PREGUNTA: Formando parte de la Carrera Judicial has conocido la dictadura, la transición política a un régimen democrático y la entrada de España en la Unión Europea. ¿Cuáles han sido para ti los principales cambios que ha experimentado la Judicatura en estos años? ¿Cómo hemos evolucionado?
La concreción de España como un Estado Democrático y Social ha permitido la existencia de un Poder Judicial como un Poder del Estado, circunstancia que no se daba en la dictadura en la que la Judicatura era menospreciada en todos los sentidos, tanto en lo material como en lo ideal, permitiendo y alentando la existencia de múltiples jurisdicciones.
Por otra parte, la entrada de España como Estado miembro de la Unión Europea supuso la suerte de disponer de un acervo comunitario como fuente del Derecho que sirvió para alcanzar un ansiado nivel europeo y poder contar a través del Tribunal Europeo de Justicia con una jurisprudencia indicativa muy importante y social.
PREGUNTA: También has vivido la plena incorporación de la mujer a la Judicatura. ¿Qué perspectiva ha aportado a nuestra profesión? ¿Crees que sigue existiendo un “techo de cristal” para las juezas y magistradas?
La incorporación de la mujer a la Judicatura ha sido absolutamente positiva. Ello ha permitido que la carrera judicial esté plenamente integrada en la sociedad. Creo que no existe un «techo de cristal» para las juezas o magistradas, al menos en un sentido de «apartheid», y lo único que se puede achacar en este sentido es la falta de sensibilidad y valentía por parte del Consejo General del Poder Judicial en los nombramientos de magistradas para los altos cargos judiciales ya que no ha tenido en cuenta su valía y antigüedad, o el hecho de que más de la mitad del escalafón de la carrera judicial esté cubierto por mujeres.
PREGUNTA: ¿Cuál es tu percepción de la situación actual de la Carrera Judicial?
Francamente mejorable, pero no quiero caer en el pesimismo ontológico de afirmar que está muy mal. Se han dado pasos muy importantes a pesar de la endémica carencia de medios personales y materiales, lo cual me permite afirmar que si se corrigen tales deficiencias puede haber un porvenir esperanzador y razonablemente aceptable pues hay base para ello.
PREGUNTA: ¿Crees que se ha conseguido un verdadero respeto a la independencia judicial? ¿Qué sería necesario para mejorar los niveles de independencia judicial?
Se está consiguiendo un verdadero respeto hacia la independencia judicial, y es preciso y necesario proclamarlo así. Ahora bien, para dar un paso muy importante en este sentido es preciso convencer al Poder Ejecutivo de turno y a los partidos políticos de que el Poder Judicial «per se» es independiente.
También es preciso luchar denodadamente y con hechos contra las innumerables «fake news» con las que ciertos medios y redes sociales abruman a los ciudadanos. Como ejemplo muy significativo la manifestación de un senador que afirmaba, nada mas y nada menos, que tenía sometida a la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
PREGUNTA: ¿Y qué sería necesario para que mejorase la percepción que los ciudadanos tienen de la independencia judicial?
Hay que hacer saber al ciudadano el trabajo ímprobo y dificil que desarrollan los Jueces, el número de conflictos más o menos importantes, y que el fin último de la resolución de los mismos es la ciudadanía e impartir la mejor justicia posible.
PREGUNTA: ¿Cuáles son, en tu opinión, las medidas que, a nivel personal, asociativo, o de carrera en su conjunto, podrían adoptarse para conseguir de los restantes poderes públicos una mejora de nuestras condiciones profesionales, de nuestra independencia y de los medios para desempeñar nuestra función?
En la Carrera Judicial hay que distinguir dos aspectos o facetas: como elemento esencial de un Poder del Estado y como un servicio público.
En relación a la segunda faceta me parece lógico que se puedan utilizar todos los medios que el Estado de Derecho permite: huelgas, paros, manifestaciones, alegaciones a los medios,…
Ahora bien, como Poder del Estado (Título lV de la Constitución Española), rechazo todo lo anterior. ¿Se imaginan una huelga del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo?
En conclusión, hay que buscar una fórmula para compaginar ambos aspectos, como es convencer al Gobierno y al Parlamento, que son los que tienen en sus manos los mecanismos necesarios para solucionar los problemas personales y materiales de la Carrera Judicial. Y se logra lo anterior con ejercicio firme y convincente de la importancia teórica y práctica que el Poder Judicial tiene. ¿Y de qué manera? Pues haciendo entrar en juego al Consejo General del Poder Judicial -la cúpula política del Poder Judicial- y que, con carácter beligerante, convenza a dichos otros Poderes de que, para que exista un verdadero Estado de Derecho, es «condictio sine qua non» un Poder Judicial adecuado.
PREGUNTA: Has sido miembro, tanto de la Sala Segunda como de la Sala Primera del Tribunal Supremo. ¿Cuáles fueron los mayores retos del cambio de la jurisdicción penal a la civil?
He podido comprobar a través de mi andadura por el Tribunal Supremo que la jurisdicción civil es pacífica y callada, y que la jurisdicción penal es combativa y con una enorme repercusión mediática.
Y asimismo que la jurisdicción penal, que persigue la concreción del bien jurídico protegido, tiene un caracter uniforme para todo el territorio nacional. En cambio la jurisdicción civil y mercantil sufre un embate, sin sentido peyorativo, de las legislaciones autonómicas y de la legislación comunitaria.
PREGUNTA: Has tenido experiencias en cargos tan relevantes como Presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo, como Jefe del Servicio de Inspección del CGPJ, y como vocal del CGPJ entre los años 1990 y 1995. ¿Cuáles fueron tus principales retos y cuáles tus aportaciones a la sociedad y a la Judicatura? ¿Qué balance haces de estas actividades gubernativas?
En todos los cargos que he desempeñado, y no es un tópico, ha existido un denominador común: el ciudadano y siempre a través del más estricto cumplimiento de la Ley.
En mi experiencia como Vocal del Consejo General del Poder Judicial puedo decir que ha habido claroscuros.
Como aspectos positivos puedo destacar: a) La asunción y desarrollo de la potestad reglamentaria desgajándola del Ministerio de Justicia. b) La asunción de la selección de Jueces. c) La implantación de la Escuela Judicial en Barcelona. d) La creación de la formación permanente de los Jueces. e) Que la Inspección fuera un servicio más de ayuda y de solución de problemas que represivo.
Como aspectos negativos: a ) Que se utilizase el nombramiento de Vocal como «trampolín» para cargos políticos. Hubo el nombramiento de un Ministro, de una Ministra, de un Fiscal General del Estado, de una Secretaria de Estado, de un Diputado y de un miembro del Tribunal Constitucional. b) Tener que soportar que el Senado nombrara como Vocal del Consejo General de Poder Judicial, a propuesta del partido Convergència i Unió, a Luis Pascual Estivill, ulteriormente condenado por delito.
PREGUNTA: Viendo el ánimo con que participas cada año en la Asamblea de Francisco de Vitoria, quisiéramos que nos revelases el secreto para conservar la ilusión y el empuje en esta profesión a veces tan gratificante pero en ocasiones tan desalentadora.
Yo siempre, y no se tome en la faceta cursi, he sido una persona enamorada de la Carrera Judicial, y conservo y conservaré mientras tenga fuerzas la ilusión por la misma. Los congresos de la AJFV me sirven para ver y comprobar la situación actual de la Judicatura. Por otra parte, tratar con gente joven siempre rejuvenece.
PREGUNTA: Y, por último, te pedimos alguna recomendación para disfrutar de un momento de ocio (una buena lectura, un restaurante, una ciudad, un paisaje,…).
Yo recomendaría la lectura, el cine, el teatro y la ópera (son mis hobbies), y saliendo al paso, recomiendo dos novelas ya clásicas y las dos de Dostoievski: «Los hermanos Karamazov» y «Crimen y castigo» en las que el estudio que se hace en las mismas sobre la culpabilidad y la responsabilidad debe ser tenido muy en cuenta por un jurista.
Asimismo recomiendo «Patria» de Aramburu. Al leerla saqué la sensación, desde luego a posteriori ya que la novela fue escrita mucho más tarde, de que se acertó con la ilegalización de Herri Batasuna (yo formé parte y fui ponente de Sentencias dictadas por la Sala que ilegalizó tal entidad).
Como ciudades Sevilla y Berlín, y como paisaje la Sierra de la Demanda y el pico San Millán en invierno y con nieve.
Entrevista realizada por Eduardo López Causapé y Beatriz Muñoz Yangüela.
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