Hugo Novales
JULIA PATRICIA SANTAMARÍA

Hola de nuevo, amigos. Este mes es para nosotros un honor entrevistar a una mujer a la que llevamos “persiguiendo” en esta sección desde hace más de un año. JULIA PATRICIA SANTAMARÍA MATESANZ. Así que estamos encantados de que finalmente nos haya dado el “sí quiero”, pues se trata de una compañera muy querida y a la que todos conocéis, aunque quizá no demasiado en profundidad. Nuestra intención es que podáis conocerla un poco mejor, ya que es bastante pudorosa y, aunque valiente, algo tímida. Creo que no descubro nada si destaco que JULIA PATRICIA es una Magistrada de “principios”, concienzuda y tenaz, que siempre ha estado dispuesta a trabajar incondicionalmente por nuestra Asociación. Sus amigos dicen de ella que es una mujer leal a las ideas y a las personas, y que, aunque pierda mil batallas siempre estará dispuesta a ganar la guerra.

Nacida en Madrid un 12 de diciembre de padres madrileños, es una mujer totalmente ”urbanita”. No tengo “pueblo”, me cuenta. Ni pueblo de los abuelos siquiera, aunque su abuela materna era de un pueblo de la Comunidad de Madrid y su abuelo materno oriundo de La Granja (Segovia). Julia Patricia piensa que quizás por eso echa tanto de menos el mar y la luminosidad de la costa de Valencia, ya que vivió en Valencia capital sus primeros destinos profesionales.

Hija única muy unida a su madre, con la que compartió viajes, cine y buenos momentos, cuenta con nostalgia que fue ella quien le planteó la idea de preparar judicaturas, pese a que nadie en su familia tenía estudios jurídicos. Dicho y hecho. Estudió en Madrid la Carrera de Derecho y también allí preparó las oposiciones a judicaturas. En concreto preparó con el entonces Fiscal de la Audiencia Nacional Ignacio Gordillo, actualmente en excedencia en la carrera Fiscal, conocido en aquella época como uno de los “Fiscales indomables”. Si es un tópico la admiración que se tiene hacia el preparador, ella reconoce que este tópico se cumple con creces en su caso. Precisamente la elección de preparador fue una afortunada decisión, fruto de la casualidad y del buen tino de su madre, al ser el padre de Ignacio Gordillo vecino de la tienda de muebles donde trabajaba su madre.

Julia Patricia Santamaría se casó el 30 de mayo de hace once años con Jesús Villegas y no tienen hijos. Nos cuenta que a Jesús le conoció en un curso de formación del Consejo, y que pocos meses después de reencontrarse en la segunda parte del curso, se casaron. Con él comparte muchas cosas, entre ellas la preocupación por la independencia judicial, lo que les llevó en el año 2011 a fundar, junto con otros compañeros de diversas asociaciones y no asociados, la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial.

Accedió a la Carrera Judicial en el año 1.991, tomando posesión en el 92, año de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Poco más de un año antes, a los 24 años, había aprobado la oposición a Secretarios Judiciales, llegando a ejercer como tal durante diez meses, en concreto en la localidad valenciana de Quart de Poblet. Si bien recuerda que fue duro compaginar trabajo (la inexperiencia en el trabajo y el choque con la realidad de los Juzgados) con el estudio de la oposición y sus viajes en tren todos los fines de semana a cantar los temas, guarda de aquella época los mejores recuerdos. Por ello principalmente eligió como primer destino en la Carrera Judicial otra localidad del área metropolitana de la ciudad de Valencia, Paterna, con alguno de los Juzgados calificados por entonces como “una bomba a punto de estallar” por las condiciones de abandono en que se encontraban. A los tres meses de tomar posesión se convirtió en Decana, por antigüedad, cargo en el que continuó hasta su ascenso a Magistrada. En aquél entorno valenciano encontró entre sus compañeros (jueces y secretarios judiciales) a quienes hoy siguen contándose entre sus mejores amigos.

Al ascender a Magistrada fue destinada a la localidad de Albacete (ciudad a la que dicen “se llega llorando y de la que se sale llorando también”). En Albacete trabajó durante once años, primero en un juzgado mixto y posteriormente en un Juzgado de lo Penal, jurisdicción en la que ha permanecido hasta la fecha. Guarda especial recuerdo y cariño a la placa de homenaje que le regalaron los abogados del Colegio de Albacete con ocasión de su despedida.

En el año 2.009, un mes antes de su boda, se trasladó a Madrid, también a un Juzgado de lo Penal, siendo actualmente Delegada de la Decana en los Juzgados de lo Penal.

También fue miembro de la Sala de Gobierno del TSJ de Madrid, durante unos meses, ya que en el año 2.014 se había presentado como suplente en una candidatura conjunta de AJFV y FJI. Dice que fue una experiencia muy interesante y da fe del esfuerzo que supone para los compañeros que lo asumen voluntariamente, más en una situación como la que nos ha tocado vivir en estos tres últimos meses con ocasión del Estado de Alarma.

Destaca como sus aficiones la literatura y el cine, a veces en un recorrido de ida y vuelta. Viajar y cocinar. La cocina no como obligación sino como actividad lúdica y creativa. Creo que como a muchos, los fines de semana del Estado de Alarma le han permitido profundizar en esa faceta, que señala que tenía bastante abandonada en los últimos años, preparando principalmente recetas tradicionales, en versión saludable, pero con alguna concesión a algún exceso como un pudin de chocolate.

Como deporte, únicamente practica la natación, aunque con regularidad y disfrute. Dice que le ayuda a relajarse y a aclarar ideas. Actualmente, está a la espera de poder reanudarla. Entre tanto, le queda la bicicleta estática, como a muchos en esta situación (risas).

Nuestra protagonista se dio de alta en AJFV en el año 1.992. Durante su estancia en Albacete tuvo participación activa en la sección de Castilla-La Mancha, primero como Secretaria-Tesorera y más tarde como Portavoz de la Sección, esto último hasta su traslado a Madrid.

En noviembre de 2.018, con ocasión de la Asamblea de Sevilla, le fue entregada una placa dedicada a su trabajo en AJFV, lo que recuerda que le hizo mucha ilusión, ocupando lugar de honor en su casa, junto a la placa del Colegio de Abogados de Albacete. Desde el mes de diciembre pasado forma parte del Comité Territorial de Madrid. Durante la pandemia los cuatro miembros del Comité Territorial de Madrid han seguido manteniendo reuniones a través de zoom, ya que se encuentran trabajando en un proyecto sobre “Teletrabajo en la Carrera Judicial”. Es el caballo de batalla de Julia Patricia y la cuestión que ha llevado de forma incansable a las Asambleas de la Asociación, revelándose a día de hoy como una “visionaria”.

En la Sección de Madrid le han adjudicado funciones en materia de formación. Precisamente nos cuenta que estaba muy ilusionada con el nuevo proyecto de la Sección: las “Jornadas literarias de Francisco de Vitoria”, cuyo primer invitado ya confirmado para el pasado mes de abril iba a ser el escritor Lorenzo Silva.

Así que como podréis comprobar, nuestra entrevistada bien podría ser una de las Juezas que Lorenzo Silva retrata con maestría en sus novelas de Bevilacqua y Chamorro, pues tiene mucha personalidad y, no vamos a negarlo, cierto halo de misterio. Ella es una pieza distinta e imprescindible para conformar el puzzle que formamos en Francisco de Vitoria. Gracias Patricia, por haber aceptado este reto.

PREGUNTA: ¿Por qué motivo decidiste asociarte? ¿Y por qué a AJFV?

Cuando aprobé la oposición no contábamos con el correo profesional. Y de redes sociales, ni hablamos. Al principio, ni siquiera contábamos con un teléfono móvil para las guardias, sino con ¡un busca!, aunque a los pocos meses nos dieron ya un móvil (parece la prehistoria, pero todo cambió en poco tiempo).

Cuando llegabas a tu destino te encontrabas muy sola y entrar en una asociación, para tener contacto con más compañeros, era una forma de estar informada y compartir preocupaciones comunes.

Tras coincidir con algunos compañeros vitorinos durante mis prácticas en Móstoles, como Carmen Valcarce, que despertaron mi interés por esta asociación, me di de alta en AJFV en el año 1.992, a los tres meses de tomar posesión, tras asistir a una reunión a la que fui acompañada de dos buenas amigas que estarán sonriendo al reconocerse tras leer estas líneas. De esa primera reunión me llamaron especialmente la atención dos frases: “aquí no hacemos proselitismo” y “esta no es una Asociación política”. Y fueron esos planteamientos, sobre todo el segundo, los que me decidieron a no escoger otra opción.

PREGUNTA: ¿Qué es para ti la AJFV?

Francisco de Vitoria no es un ente abstracto, sino que, para mí, aparece indisolublemente ligada a los compañeros y compañeras que la forman, muchos de ellos ya, amigos.

PREGUNTA: ¿Crees que existe un “espíritu vitorino”? ¿Cómo lo definirías?

Por supuesto que existe un espíritu vitorino, aunque a veces sea difícil de entender desde fuera de la asociación. Es el que nos permite que, Asamblea tras Asamblea, tras discutir hasta los puntos y las comas de las propuestas, en ocasiones de manera muy tensa, llegando a “votar si se vota” más de una vez, aceptar la decisión de la mayoría e ir juntos a celebrar la clausura de la Asamblea el último día.

PREGUNTA: ¿Cómo ves el asociacionismo judicial en España? ¿Y la situación actual de AJFV?

Frecuentemente se ha achacado al asociacionismo judicial ser un vehículo para el “reparto de cromos” en el pastel de los nombramientos judiciales y tradicionalmente ha sido así en algunos casos. Esta fue una de las razones que me llevaron a escoger Francisco de Vitoria, de entre las tres asociaciones que había en la época, por ajena a dicho pasteleo.

En los últimos tiempos las asociaciones judiciales han ido derivando hacia la defensa de aspectos más “sindicales”, lo cual me parece bastante sano, dado lo maltratada que ha sido siempre nuestra profesión. En este sentido creo que se ha logrado un acercamiento de posiciones, a través de la Comisión Interasociativa Permanente, aproximación que es buena a la hora de lograr la unidad en la lucha por la Carrera Judicial pero que, por otro lado, no nos engañemos, ha podido suponer en determinados casos, una rebaja del discurso o una cesión para la inclusión o no inclusión de determinados asuntos como prioritarios para la Carrera Judicial o para la Administración de Justicia en general en relación a las reivindicaciones planteadas. Nada es perfecto.

En cuanto a la situación actual de AJFV la veo como una asociación muy potente. Ha tenido un crecimiento espectacular en los últimos años al haberse asociado muchos compañeros jóvenes, a lo que no es ajena sin duda la difusión de actividades a través de las redes sociales, convirtiéndose en la segunda asociación judicial de España por número de asociados. Lo que no debe perder Francisco de Vitoria nunca es su ideario, que va íntimamente ligado a su carácter democrático y asambleario.

Dado el número de asociados que hemos alcanzado, creo que el mejor modo de conseguirlo es establecer un sistema de votaciones virtuales que permita votar, si no a todos, sí a una mayoría importante de compañeros pues es evidente que, en una Asamblea presencial, por numerosa que sea no podemos estar representados los cerca de 900 compañeros, ni siquiera mediante votos delegados. El sistema asambleario es lo mejor que tenemos en la Asociación y hay que potenciarlo.

PREGUNTA: Cuál es tu percepción de la situación actual de la Carrera Judicial? ¿Qué reformas del estatuto del Juez serían necesarias para mejorar las condiciones de nuestra profesión?

Evidentemente, y para empezar, el establecimiento de una carga de trabajo máxima que sea simplemente asumible, permita la conciliación con la vida personal y familiar del Juez, y que por otro lado, permita resolver los asuntos con la dedicación y calidad que todos los ciudadanos merecen, alejada de cualquier tipo de módulo retributivo de carácter productivista.

La devolución a los jueces y magistrados de la agenda de señalamientos, es decir, de la facultad de señalar los juicios, actualmente atribuida a los Letrados de la Administración de Justicia, pues es el Juez quien principalmente sabe los asuntos que puede celebrar cada mañana y la entidad de los mismos que le permita calcular el tiempo que tendrá que dedicar a resolver, más cuando actualmente los Letrados de la Administración de Justicia tienen la facultad de no estar presentes en las vistas.

Asimismo, la introducción de mejoras en el estatuto del juez en materia de riesgos laborales, incluida la modificación de la regulación de todo lo relativo a las horas de audiencia al público, que permita la facilitación del teletrabajo en los supuestos en que no se vea afectado el derecho a la tutela judicial efectiva del justiciable, con la atribución de una mayor capacidad a los jueces y magistrados para la autorregulación de su tiempo de trabajo, en el que deberá incluirse el tiempo dedicado a la formación. No me estoy refiriendo a la celebración de juicios por zoom o sistema similar, que puede ser discutible, pues entran en juego muchos factores como la inmediación. Me refiero a que gran parte de la labor de los jueces y magistrados consiste en el estudio y resolución de los procedimientos y redacción de las Sentencias y este trabajo se puede realizar perfectamente fuera del despacho. Incluso la dación de cuenta puede resolverse a través de sistemas como el correo electrónico y el teléfono, como hemos podido ver en estos días y como ha avalado expresamente el CGPJ, si bien circunscrito a los momentos álgidos del estado de alarma.

También es conveniente la introducción de mejoras en las condiciones de jubilación y reformas en el régimen disciplinario de la Carrera Judicial con eliminación de algunos supuestos de responsabilidad cuasi objetiva.

Y no menos importante, el establecimiento de un sistema retributivo adecuado de los jueces y magistrados, como Poder del Estado que es, que contribuya a garantizar su independencia desde la vertiente económica, lejos del arbitrio de cada Gobierno de turno. Un proyecto muy ilusionante, por otro lado, es el referido a la “carrera horizontal” que ha sido abordado en trabajos muy exhaustivos tanto por parte de nuestra Asociación como por la Plataforma Cívica para la Independencia Judicial a la que también pertenezco.

PREGUNTA: Llevas muchos años ejerciendo como Magistrada en órganos unipersonales. ¿Consideras que existe un verdadero respeto a la independencia judicial?

Sí, es cierto. Podría haberme ido a la Audiencia Provincial hace ya algunos años, pero me siento muy a gusto en los órganos unipersonales, donde, si todo fluye bien, se crea un equipo de trabajo entre los funcionarios, el Juez y el Letrado de la Administración de Justicia, equipo en el que cada uno tiene su papel. Esta es una de las razones, entre otras, por las que no me convence el sistema de Tribunales de Instancia, ya que, al romperse ese equipo, se rompe la sinergia y el estímulo a la hora de trabajar más y mejor.

En cuanto a la independencia, una cosa es el respeto a la independencia judicial en el sentido de no recibir órdenes ni peticiones de influir en un sentido determinado. Los jueces no recibimos llamadas, como sí ocurre con otros cuerpos jerarquizados como la Fiscalía, en el que las llamadas no solo existen, sino que son algo frecuente, dado que su propio Estatuto orgánico permite dar órdenes verbales a los Fiscales Jefes. Por el contrario, la independencia del Juez está protegida por la Constitución.

Sin embargo, otra cosa distinta es la percepción que puede tener el ciudadano en relación a los nombramientos de los altos cargos y, especialmente, de los Vocales del Consejo General del Poder Judicial, que lejos de ser elegidos por y entre sus “pares”, en contra de las recomendaciones europeas, son elegidos actualmente en su totalidad por los políticos. La independencia del Juez no es un privilegio del Juez sino una garantía para los derechos de los ciudadanos.

No puedo dejar de mencionar en este punto que no comparto la decisión de nuestra Asociación de avalar candidatos a la renovación de vocales judiciales del Consejo General del Poder Judicial, con todo el respeto que me merecen los compañeros que decidieron presentarse, que seguro harían un trabajo estupendo de ser elegidos. La decisión se tomó en Asamblea General tras ser ampliamente discutida en dos ocasiones, por lo que la respeto. Pero considero que, sin perjuicio de todo el derecho del mundo de los compañeros a presentarse individualmente, las Asociaciones Judiciales deberían quedarse al margen y no contribuir a este sistema, que con tal aval se legitima, cuando la experiencia nos dice que el nombramiento no dependerá del número de avales ni, por desgracia, del prestigio o valía del candidato o la candidata, sino de otras valoraciones ajenas a sus méritos.

PREGUNTA: ¿Qué opinas sobre la disposición de medios personales y materiales en la Administración de Justicia? ¿Qué reformas consideras prioritarias para mejorar la eficacia de la Administración de Justicia?

Sería conveniente la creación de un cuerpo de peritos judiciales independientes y especializados al servicio de la Administración de Justicia, de manera análoga al de los médicos forenses. En muchos casos los abogados defensores se quejan de que en determinados procedimientos (delitos contra la Hacienda Pública, delitos contra el Medio Ambiente y delitos contra los derechos de los Trabajadores), los peritos son funcionarios al servicio de la propia Administración Pública que sostiene la acusación. Considero también necesario el establecimiento de una policía judicial completamente dependiente de los jueces de instrucción.

Y por supuesto, lo esencial: se precisa una importante inversión en Justicia, equiparable al menos a la media europea, con creación de nuevos órganos judiciales y convocatoria de oposiciones a jueces y magistrados, que nos acerque igualmente a esa media europea de jueces por habitante de la que estamos muy lejos. Sin inversión en Justicia no hay nada que hacer. No creo en los milagros de las reformas a “coste cero”.

PREGUNTA: ¿En qué crees que nos va a afectar más el colapso que ha supuesto la prolongada paralización de los plazos procesales y la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus?

La pandemia y el estado de alarma nos ha pillado desprevenidos a todos. En los primeros días, a la vez que desaparecían todas las actividades programadas de nuestras agendas, hemos visto la singularidad de que el trabajo de los funcionarios se contraía a “deshacer el trabajo”, intentado avisar a los profesionales y ciudadanos de que su Juicio se suspendía, a fin de evitarles desplazamientos innecesarios. Es cierto que en la jurisdicción penal se han seguido celebrando actuaciones judiciales, al menos relacionadas con aquellos casos considerados esenciales, en que estaba en juego la libertad de las personas. Y que los jueces y funcionarios y Letrados de la Administración de Justicia, aún por turnos, en su caso, hemos seguido acudiendo a las sedes judiciales.

Pero, por lo demás, duele pensar que la Administración de Justicia haya estado tan paralizada, siendo el Poder Judicial un contrapeso de los otros Poderes del Estado, hasta el punto de que las Asociaciones Judiciales se hayan visto obligadas a reclamar la reanudación de la actividad judicial. Si se hubiera dado a la Justicia, antes de esta situación, la consideración e importancia que merece, los órganos judiciales y todos sus integrantes habrían estado dotados de unos medios materiales informáticos, que les hubieran permitido tele trabajar con un rendimiento mayor, como ha ocurrido en otras administraciones y empresas. Choca el caos que ha existido y la falta de coordinación por parte de las Comunidades Autónomas, Ministerio y Consejo General del Poder Judicial, que en los primeros momentos nos tuvo pendientes de los teléfonos casi las veinticuatro horas del día.

Sorprende la existencia de disposiciones y recomendaciones contradictorias como el hecho de habilitar por Real Decreto el mes de agosto para las actuaciones judiciales, para inmediatamente después recomendar el Consejo General del Poder Judicial que se concentren las vacaciones de los jueces y magistrados en el mes de agosto.

Va a costar volver a la situación anterior, que ya no era buena (¿sería la vieja normalidad?). El caos que va producir esta crisis, de la que todavía estamos saliendo, pues esta entrevista la hago vigente aún el estado de alarma, no pasa por escribir cientos de folios ni de acometer por vía de Real Decreto reformas apresuradas. Tampoco pasará por la especialización de Juzgados de Coronavirus, que nacerían colapsados.

La solución pasa, como en tantas ocasiones, por una adecuada inversión en Justicia y por la elaboración, en su caso de planes de refuerzo debidamente retribuidos y adecuados al esfuerzo de todos quienes trabajamos al servicio de la Administración de Justicia.

PREGUNTA: Llevas muchos años desempeñando tu función en la Jurisdicción Penal, ahora en Madrid. ¿En qué situación crees que se halla la Jurisdicción Penal en la actualidad, y ahora con el reinicio la actividad en los Juzgados? ¿Qué reformas consideras urgentes y necesarias para dotar a dicho orden jurisdiccional de una capacidad de respuesta más pronta y eficaz? ¿Crees que han afectado o pueden afectar a las posibles reformas que puedan realizarse los asuntos penales que recientemente han sido más mediáticos?

Efectivamente, estoy en la jurisdicción penal por vocación, pues el Derecho Penal siempre me gustó a nivel teórico, pero también porque la considero la más humana. Como reforma urgente, considero necesaria la desaparición de los plazos de la instrucción introducidos en el artículo 324 de la LECrim, en el 2.015. Solo responde a un pensamiento mágico entender qué por poner un plazo a la investigación, pero sin dotar a los Juzgados de medios materiales y personales y sin aumento de la planta procesal se pueda conseguir una agilización de la Justicia. Por el contrario, lo único que puede conseguirse es el sobreseimiento y archivo de las causas más complejas, frecuentemente aquellas referidas a delitos relacionados con la corrupción.

Otra modificación legislativa que podría agilizar la Justicia penal radicaría en una reducción del régimen de recursos en fase de instrucción, con concentración en la fase intermedia, siempre sin afectación de los derechos fundamentales, que sin duda agilizaría el proceso mucho más que la tan traída y llevada atribución de la instrucción al Ministerio Fiscal, que obedece más bien a la voracidad del Ejecutivo por controlar a los jueces que a verdaderas razones de eficacia. Al Fiscal General del Estado le nombra el Gobierno y los Fiscales podrán ser más autónomos, pero nunca independientes, sin una reforma constitucional.

No es afortunadamente la jurisdicción penal la que va a salir más vapuleada de la reciente crisis, por comparación, por ejemplo, a la jurisdicción social o mercantil, pues con el confinamiento ha bajado la delincuencia, al menos de manera transitoria. Sí que es cierto que, en los Juzgados de lo Penal, con los Juicios Rápidos ya reanudados a todos los efectos a primeros de junio, nos han llegado algunas situaciones muy específicas del estado de alarma, como la de un hombre retenido por la policía por conducir a velocidad excesiva, en el mismo instante en que su madre fallecía en su domicilio, al que se dirigía. La pandemia produce dramas singulares, que no deberíamos olvidar.

Y que los asuntos penales mediáticos afectan y afectarán a las reformas en curso es evidente. Se dice desde hace tiempo que se legisla “a golpe de telediario” y esto es más acusado siempre en la legislación penal. No acabaríamos nunca si nos ponemos a buscar ejemplos.

PREGUNTA: ¿Piensas que es más gravoso para las mujeres el ejercicio de nuestra profesión y el desarrollo de funciones representativas o gubernativas?

En mi caso particular no he tenido esta sensación en ningún momento, claro que no tengo hijos y tampoco aspiro a cargos gubernativos. Pero entiendo que, en el caso de mujeres con hijos, por las dificultades que aún hoy tiene la igualdad real en la distribución de las tareas domésticas, sí que tiene más dificultad para las mujeres el acceso a cargos representativos, al menos a aquellos para los que existe una discrecionalidad en la designación y para cuyo nombramiento no se valora únicamente la producción jurisdiccional, el mérito y la capacidad.

Según escuché el otro día, decía un Juez francés: “todo el tiempo dedicado a tu formación, es tiempo perdido para tu promoción”.

PREGUNTA: ¿Recuerdas algún caso que haya llegado a afectar a tu vida personal o que te haya conmovido especialmente?

Tanto como afectar a mi vida personal, no, pero es cierto que muchos de los casos que me llegan, en la jurisdicción penal, invaden espacios de mi tiempo que teóricamente serían de descanso. No olvidemos que resolver un expediente no es “sacar papel” sino que trabajamos con personas.

He de reconocer que cuando interpuse la cuestión de inconstitucionalidad en el 2.004 contra la Ley de Violencia sobre la Mujer, siguiendo la estela de mi admirada compañera, fallecida hace pocos días, María Poza, me preocupaba como se entendería mi postura; si se podría malinterpretar, trabajando en una ciudad relativamente pequeña como Albacete. Afortunadamente, todo el mundo fue muy respetuoso y cinco años después, con el traslado ya concedido a Madrid y sin que el Tribunal Constitucional hubiera resuelto aún, se me acercaron las abogadas de las Asociaciones de Mujeres a decirme: “Señoría, la vamos a echar mucho de menos, porque con usted entrábamos muy tranquilas a Sala”.

De mis primeras guardias en la localidad de Paterna, recuerdo el caso de un chico que se suicidó y dejó la típica “carta para el Juez” Y de mi última noche de guardia en Albacete, recuerdo el caso de otro chico fallecido en accidente de tráfico, del que donaron los órganos y cuyo padre nos dijo entre lágrimas que precisamente ese día en que había fallecido su hijo, él cumplía 40 años. Es difícil no conmoverse en esa situación. También me dejó impronta un juicio sobre prostitución forzada que duró varios días y que terminé con una sentencia que parecía casi una novela corta.

Y una cuestión que siempre me deja una sensación de impotencia, es la frase recurrente de muchos padres al llegar al Juzgado, singularmente en casos de lo que ahora se denomina violencia filio parental; personas jóvenes, o no tanto, con problemas mentales o de patología dual, en los que el padre o la madre angustiados repiten: “yo no quiero que mi hijo vaya a la cárcel, lo que quiero es que ingrese en un centro”. Desgraciadamente, el legislador con la imposición del alejamiento obligatorio en los supuestos de violencia familiar, sin atender al caso concreto, no ha hecho más que empeorar el tema, lo que da lugar a reiterados incumplimientos y nuevos procedimientos penales. Considero que tal obligatoriedad debería revisarse y suprimirse pues no obedece más que a la desconfianza generalizada del legislador en los jueces y magistrados.

PREGUNTA: Julia Patricia, ¿Cómo has llevado personalmente este tiempo de pandemia y confinamiento? ¿Has reflexionado mucho sobre lo que estamos viviendo? ¿Esta situación te ha hecho querer acometer nuevos proyectos personales o profesionales? ¿cuáles?

Esta situación que nos ha tocado vivir resulta totalmente insólita y me ha hecho pensar mucho en la fragilidad de la vida, no solo de la vida en sí, sino de nuestra forma de vida tal y como la conocemos. Afortunadamente, no he sufrido ninguna desgracia cercana, aunque sí he quedado impresionada por alguna que se ha producido en mi barrio. Partiendo de esta premisa, el confinamiento en sí lo he llevado bien, como una oportunidad para parar un poco el ritmo, tanto el derivado del propio trabajo como el que a veces nos imponemos con otras actividades, exprimiendo al máximo nuestro tiempo.

Como proyecto profesional, hace tiempo que estudio un posible Protocolo, a nivel de los Juzgados de lo Penal de Madrid, frente a la laguna legal que impide acordar medidas cautelares de internamiento en caso de enfermos mentales que presuntamente hayan participado en un ilícito penal. Intentamos buscar, con la colaboración de la Fiscalía de Discapacidades un mecanismo para coordinar internamientos en el orden civil y evitar que la única medida posible sea la prisión provisional, que no es lo adecuado para estas personas vulnerables. Espero que para finales de este año tengamos algo avanzado, pues uno de los proyectos del Comité de FV de Madrid es hacer una mesa sobre salud mental, que toque aspectos tanto sociales, psiquiátricos y penitenciarios como puramente jurídicos. Y me gustaría poder presentar dicho Protocolo para esa ocasión.

PREGUNTA: Has vivido en grandes ciudades como Madrid y Valencia … y también en otra más recogida como Albacete. Dime qué es lo que más te gusta de cada una de estas ciudades.

La pregunta es difícil de contestar porque inevitablemente asocio cada ciudad a las vivencias y a los compañeros y amigos que he dejado en todos mis destinos. Sí es cierto que siendo Albacete una ciudad muy cómoda, tanto para ir al Juzgado como para quedar en cualquier momento a tomarte un café, yo estoy más acostumbrada al anonimato de Madrid, donde normalmente no te encuentras a un justiciable cada vez que vas al supermercado. Y si en el término medio está la virtud, digamos que Valencia es lo suficientemente grande como para garantizar ese anonimato, pero tiene unas distancias que no son las de Madrid a la hora de quedar con amigos y compañeros. Y, sobre todo, ¡tiene mar!

PREGUNTA: Sobre tus vivencias en la Asociación me gustaría que nos contaras algún momento que recuerdes con especial cariño.

Tengo muy buenos recuerdos de cuando revitalizamos las reuniones de la Sección de Castilla La Mancha, primero con José María Torres como Portavoz de la Sección y yo de Secretaría, y luego yo misma ya de Portavoz. Éramos pocos y estábamos desperdigados por la Comunidad, pero tuvimos reuniones muy fructíferas y entrañables y viajamos por toda la Comunidad en coche para poder vernos. A varios de los compañeros les he vuelto a reencontrar ya destinados en Madrid.

Más que con cariño con agradecimiento, recuerdo la intervención de Joaquín González Casso, en su función de “defensor del asociado” en la Asociación cuando en una ocasión tuve que acudir a pedir su ayuda, a raíz de unas declaraciones malintencionadas de cierta persona de cuyo nombre no quiero acordarme. Fue llamar a Joaquín, decirme, “mándame la grabación” y al día siguiente hubo un comunicado público de la Asociación, que se agradece mucho en estas situaciones.

Y un momento que recuerdo con especial cariño en la Asociación, sin duda lo viví hace año y medio, en la Asamblea de Sevilla, cuando al finalizar la cena de despedida me vinieron a buscar, diciéndome que me habían dado un premio. No me lo esperaba para nada y me pilló totalmente desprevenida, cuando me acompañaron a una Sala aneja al comedor y me encontré con que me habían preparado una placa en la que se me agradecía “mi trabajo constante en la AJFV”, ¡viéndome obligada a improvisar un discurso! Según pasó la sorpresa y me volví con mi placa a casa, lo fui asimilando y me hizo aún más ilusión, si cabe.

PREGUNTA: Ya nos has contado cuáles son tus aficiones, ¿así que –si quieres- revélanos dónde pasaste tus vacaciones el verano pasado y cuál ha sido el viaje de los que has hecho que más te ha gustado?

Para mí viajar más que una afición ha sido un anhelo. Pero no significa necesariamente viajar al otro punto del globo. Mientras vivía mi madre, no quería alejarme mucho de Madrid. Un viaje muy especial que hice el año pasado fue a Inglaterra, a la zona donde vivieron, y murieron, las hermanas Brontë, escritoras por cuya vida y obra siempre he tenido una fascinación especial. Se trataba de un viaje organizado en que nos acompañaba la escritora Espido Freire y todas las noches se organizaba una charla literaria con tertulia después de la cena. A quien me pregunte, le digo la agencia que lo organiza…

Aunque el país que más me ha impresionado ha sido La India, al que he ido en dos ocasiones, una al Norte hace tres años y otra al Sur, hace dos. Y espero que no sea la última…Es como ir a otra dimensión, por muchas razones, difíciles de explicar en unas líneas.

Aparte de esto, me gusta mucho ir a cualquier rincón de Italia y también al Sur de Suiza, donde se habla el italiano, lengua que me encanta y que empecé a estudiar con mi marido en el 2.010, cuando nos vinimos a Madrid los dos.

PREGUNTA: Finalmente, como amante de la literatura me gustaría que nos recomendaras varios libros que hayan marcado tu trayectoria vital y alguna película que para ti sea icónica.

Pues como no podía ser de otra manera, Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, el libro y la película clásica. En cine, hay tantas…, podría citar todo el cine de Hitchcock y el de Woody Allen, por su estudio de la psicología humana, en ocasiones desde un punto de vista psicoanalítico.

Muchas veces, el cine me ha llevado a la literatura, mejorando frecuentemente el libro a la película, como en el caso de “La casa de los espíritus” o “El amor en los tiempos del cólera”, por citar algunos ejemplos.

Una película que me dejó una gran huella, cuando la vi de pequeña, fue una versión antigua de “Los Miserables”, sobre la novela de Víctor Hugo, especialmente la escena en que Jean Valjean es condenado a una pena desproporcionada por robar una hogaza de pan, que al acabar el juicio tiran a la basura, en un primer plano muy gráfico. Más recientemente, me impresionó muy favorablemente “Te doy mis ojos”, de Iciar Bollaín, por sus interpretaciones y por el trato riguroso y exento de maniqueísmos que hace la directora de un tema como el maltrato.

En cuanto a recomendaciones literarias, teniendo desde siempre predilección por los escritores y escritoras de los siglos XVIII y XIX, más recientemente he comenzado a profundizar en la literatura actual, italiana y española, sobre todo. Y destacaría los libros de algunos escritores españoles a los que he tenido la suerte de conocer personalmente: “Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido”, de Paloma Sánchez-Garnica, los libros de Espido Freire y todos los libros de Lorenzo Silva, muchos de ellos relacionados con temas judiciales o policiales.

PREGUNTA: ¡Ah, y se me olvidaba! Confírmame que una de las propuestas que vas a plantear en la próxima Asamblea será sobre el teletrabajo o la utilización de los medios telemáticos en AJFV, ja, ja. Creo que esta vez tu propuesta será aprobada por unanimidad.

Pues sí, son mis dos propuestas favoritas y dado que soy inasequible al desaliento, sin duda las volveré a plantear. La propuesta del teletrabajo en realidad ya fue aprobada en la Asamblea de Valladolid. Y lo que estamos haciendo ahora los cuatro miembros del Comité Territorial de Madrid, Roberto, Elsa, Daphne y yo, junto con nuestra compañera Carmen Gámiz, es simplemente desarrollar un trabajo, más elaborado, que remitiremos en breve al Comité Nacional.

En relación a la utilización de los medios telemáticos para las votaciones en el seno de la Asociación y de la Asamblea General, sin duda la volveré a presentar, más tarde o más temprano. Y después de esta temporada en que todos nos hemos puesto al día en medios telemáticos, confío en que se apruebe. ¡A la tercera va la vencida!

Entrevista realizada por Eduardo López Causapé y Beatriz Muñoz Yangüela.

JULIA PATRICIA SANTAMARÍA