Juan Carlos González Ramos
JUAN CARLOS GONZÁLEZ RAMOS

Por fin estamos de regreso tras el verano más largo de la historia de esta carrera -al menos para los que ya tenemos una antigüedad- por la recuperación de los días adicionales de vacaciones, los llamados “canosos”. Y reanudamos nuestra actividad periodística este mes de octubre entrevistando a otro compañero al que queremos y admiramos: Juan Carlos González Ramos. Actual portavoz territorial de la sección de Tenerife, Juan Carlos es un canario bueno, tranquilo y sonriente. Pese a su talante conciliador y dialogante, es un hombre firme y reivindicativo que soluciona los conflictos con inteligencia, una gran oratoria y buenas dosis de paciencia y humor. Así que comenzamos el “año judicial” acercándonos un poco más a uno de esos jueces reales, sin relumbrón, de carne y hueso, que por ello es excepcional y que queremos que conozcáis un poco mejor.

Juan Carlos nació en un día soleado del mes de Mayo de 1970 en Santa Cruz de Tenerife (de ahí su condición de “chicharrero”), ciudad en la que pasó toda su infancia y juventud. Actualmente, reside en San Cristóbal de La Laguna, donde, según Juan Carlos, pese a su canaria ubicación es posible percibir el paso de las estaciones. Es el tercero de cuatro hermanos y está casado con Ana Delia Hernández Sarmiento, otra chicharrera -también vitorina y magnífica magistrada- con la que tiene dos hijos (“la parejita”) de los que se siente profundamente orgulloso.

Como ocurre con tantos jueces, fue el primero en su familia con inquietud por el mundo jurídico. Se licenció en Derecho por la Universidad de La Laguna y nada más acabar la carrera preparó directamente las oposiciones en su ciudad natal, aprobando en febrero de 1998. Nos cuenta que guarda muy buen recuerdo de su época de opositor; rareza a la que sin duda contribuyeron tanto sus amigos, dice que por suerte eran todos ajenos al Derecho, como su estimado preparador. Superada la Escuela Judicial en Barcelona (pertenece a la 50ª Promoción), de la que también guarda un magnífico recuerdo, en septiembre de 1999 tomó posesión en su primer destino, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Vilafranca de Penedés, en el que sirvió como Juez durante dos años. Dice que este destino le marcó muy positivamente pues todo era nuevo e ilusionante y además tenía la suerte de vivir en la vecina Vilanova i La Geltrú (donde estaba destinada su mujer), a escasos metros de su maravillosa playa. Luego, todavía como juez y atendiendo la atávica llamada de su isla, fue titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Puerto de la Cruz, durante algo más de un año, pues, tras ascender a magistrado, tomó posesión en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 4 de San Cristóbal de La Laguna (recuerda que fue aquí cuando, rodeado de buenos vitorinos, se asoció en 2003). Posteriormente, en febrero de 2005 tomó posesión en el Juzgado de Instrucción nº 3 de Santa Cruz de Tenerife hasta que en mayo de 2010 concursó a su actual destino en la Audiencia Provincial, orden penal, de Santa Cruz de Tenerife (Sección 5ª).

Juan Carlos González Ramos ha sido miembro del Comité Nacional en dos ocasiones: de noviembre de 2009 a noviembre de 2011 y de noviembre de 2011 a noviembre de 2013. También ha sido Portavoz de la Sección Territorial de Tenerife en dos ocasiones. Una, desde 2007 a 2009 y otra, desde marzo de 2017 hasta la actualidad. Reconoce que se invierte mucho esfuerzo y tiempo en este tipo de representaciones, pero que, a pesar de algunos sinsabores, su experiencia ha sido y es muy enriquecedora y gratificante, guardando un magnífico recuerdo de sus compañeros de Comité Nacional.

Cuando le preguntamos por sus aficiones, Juan Carlos sonríe y nos confiesa que son muchas las cosas que le gusta hacer en el poco tiempo libre que le deja, como a casi todos, nuestra absorbente profesión; y -dice- todas alejadas del mundo del Derecho. Le gusta leer -sobre todo, novela negra-, escuchar música (tan variada y poco compatible entre sí, que más de uno le tildaría de “friki” musical), el teatro, ir al cine, el senderismo, montar en bici, pasear por la playa de El Médano (su segunda casa en Tenerife), el yoga (lo practica desde hace año y medio para hacer frente a sus recurrentes dolores de espalda, y reconoce que, pese a sus iniciales reticencias, ha sido “mano de santo”), arriesgarse a cocinar para los suyos en días especiales, el bricolaje (dice que le relaja y evade), cuidar de su pequeño jardín y, sobre todo, una buena sobremesa con amigos. Para el que no lo sepa, Juan Carlos se siente orgulloso de ser un devoto seguidor de su querido CD Tenerife y acude todos los domingos con su hijo a ver jugar a su equipo (afición que hasta hace pocos años también compartía con mi padre: tres generaciones). Dice: “Últimamente, nuestro equipo no nos está dando muchas alegrías, pero ahí estamos, en lo bueno y en lo malo”.

Es inquieto intelectualmente y por ello dice que le interesa también conocer y aprender sobre otros temas, como todo lo relacionado con las Armadas modernas (ante mi sorpresa me contesta: “no me pregunten el porqué de esta tardía vocación castrense marinera vivida desde tierra firme”) y con la II Guerra Mundial (de la que dice ser un simple aficionado al tema) y sus impresionantes infraestructuras (recuerda estar horas y horas en Normandía, de búnker en búnker y tiro porque me toca). Eso sí, nos cuenta que estas aficiones tienen cierta gracia ya que reflejan lo que llama sus “contradicciones internas”, ya que ni hizo la “mili” ni en su vida ha matado a una mosca. Como proyecto, siempre relegado en su agenda, tiene en mente comprar, restaurar poco a poco y, sobre todo, disfrutar un clásico descapotable de los sesenta: dice que, por ejemplo, un MG B. Ahora bien, dice que lo que de verdad le gustaría es tener mucho más tiempo libre para hacer y disfrutar de todas estas aficiones.

PREGUNTA: ¿Por qué motivo decidiste asociarte?, ¿y por qué a la AJFV?

Al principio, estuve unos años sin asociarme, por esa inicial idea de no ser identificado con unas siglas, máxime cuando algunas, además de nombre, tenían apellido. Luego, al ascender a magistrado, tomé posesión en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), lugar en el que la presencia de magníficos vitorinos era más que evidente, por lo que, con tan buenas referencias, teniendo en cuenta sus principios inspiradores y pese a algún que otro “galanteo” de otra asociación, terminé por despejar las pocas dudas que me quedaban y me asocié a Francisco de Vitoria, descubriendo entones la importancia del movimiento asociativo como único medio efectivo para la defensa de los derechos e intereses del colectivo judicial. El paso del tiempo y mi experiencia dentro de la Asociación han confirmado lo acertado de aquella decisión.

PREGUNTA: ¿Qué es para ti la AJFV?

Es el medio más potente y efectivo para canalizar las legítimas reivindicaciones de la Carrera Judicial en la defensa de los derechos y los intereses profesionales que le son propios, así como de la independencia judicial. Valor, este último, irrenunciable y siempre amenazado. Y lo es por su propia idiosincrasia y valores, así como por su carácter asambleario, determinante de la manera en la que se conforma la voluntad y el posicionamiento de la Asociación a través de la participación directa e igualitaria de todos sus miembros, garantizando el pluralismo. Sus asambleas constituyen un ejercicio de debate presencial y de democracia directa, quedando incluso su máximo órgano representativo diluido en la misma y sometido a sus mandatos. Tal es así que sus decisiones no son siempre predecibles y más de una sorpresa se ha producido. Además, como sus principios giran únicamente en torno a la defensa de la Justicia y de la Carrera Judicial, sin atadura ideológica de clase alguna, considero que constituye la auténtica “casa común” de los jueces y magistrados, donde todos tenemos cabida, sea cual sea nuestro posicionamiento acerca del modo de abordar nuestros problemas como colectivo.

También es un cauce idóneo para desarrollar proyectos formativos y encuentros profesionales de todo tipo, redundando en el enriquecimiento de sus asociados. Si a ello se une el lado humano y, por qué no, también lúdico, qué más se puede pedir.

PREGUNTA: ¿Crees que existe un “espíritu vitorino”? ¿Cómo lo definirías?

Sí, sin duda. Y es fruto de los valores y de la propia manera en la que se conforman nuestras decisiones asociativas. Es una suerte de rebeldía frente a lo impuesto y los no poco frecuentes intentos, disimulados o no, de socavar la independencia judicial; de búsqueda incasable de la renovación y adaptación a la realidad que nos rodea; de creatividad para sortear los obstáculos (baste asistir a cualquiera de nuestras asambleas); de suma de ideas dispares para conformar una solida voluntad frente a los problemas de la Justicia (pluralismo); de estandarte y empuje del movimiento asociativo judicial; y, en fin, un modo de encarar la lucha por una Administración de Justicia moderna y ágil, libre de condicionamientos políticos e ideológicos.

Eso sí, no todo se resuelve con la tan socorrida apelación al espíritu vitorino a modo de “Bálsamo de Fierabrás” para solucionar cualquier imprevisto organizativo; sobre todo en las asambleas.

PREGUNTA: ¿Cómo ves el asociacionismo judicial en España? ¿Y la situación actual de la AJFV?

En general, el asociacionismo ha evolucionado de forma muy positiva en las dos últimas décadas, superada la anterior etapa de la tradicional asociación judicial con poco peso y margen de maniobra. Ahora estamos ante un asociacionismo activo y reivindicativo, que antes incluso se tachaba despectivamente de “sindicalismo”, capaz de plantear y ejecutar medidas de conflicto colectivo. Hemos tomado una mayor conciencia de nuestro papel y capacidades. Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que lo podamos todo, pero sí que hemos conquistado nuestra debida presencia en todo tipo de negociaciones y preceptivas audiencias e informes previos en muy variadas materias ante el Consejo, el Ministerio de Justicia y las CCAA. Ello ha sido posible por varias razones. Principalmente, por el cambio de mentalidad de la propia Carrera Judicial, tomando conciencia de su condición de colectivo profesional, con derechos e intereses que reclamar, conquistar y defender (las huelgas convocadas son un ejemplo de unidad y activismo impensable unos años antes), y por la consecución de una siempre difícil pero imprescindible unidad de acción de las Asociaciones Judiciales. En ambos aspectos la actuación de la AJFV ha sido capital, estando siempre en primera línea de todos estos procesos, huyendo de posicionamientos tácticos. Consecuencia de todo ello es que las nuevas promociones judiciales son más propensas a asociarse desde su primer destino. Aún así, queda mucho camino por recorrer para conseguir un mayor grado de asociación en la Carrera Judicial y, a la postre, alcanzar una mejor Administración de Justicia. Y para eso hace falta unidad y compromiso, además de una clase política con altura de miras en lo que a la Justicia se refiere. Lo primero depende de nosotros, lo otro, por lo hasta ahora visto, es algo más difícil de conseguir.

La AJFV ha sabido adaptarse a todos estos cambios, liderándolos en muchas ocasiones, siendo pionera en el uso de las nuevas tecnologías, de los medios de comunicación y de las redes sociales. También es patente el crecimiento que ha experimentado en el número de asociados (nos acercamos imparables a los 900) y la clara apuesta de las nuevas promociones por esta Asociación. Lo cual no hace sino confirmar el buen hacer de sus representantes, pasados y presentes. Nuestra fortaleza reside ahora en combinar la revitalizante juventud de los nuevos asociados con la experiencia que atesoran nuestros miembros más veteranos. Igualmente, desde los puestos de representación (Comité Nacional y Portavoces Territoriales) debemos mantener siempre el trato directo y el exquisito cuidado del asociado, buscando su implicación y, en definitiva, que sienta la importancia de su pertenencia a la Asociación. Solo así podremos seguir creciendo y alcanzando nuestros fines.

PREGUNTA: ¿Cuál es tu percepción de la situación actual de la Carrera Judicial? ¿Y de su evolución desde que perteneces a ella? ¿Qué reformas del estatuto del Juez serían necesarias para mejorar las condiciones de nuestra profesión?

Somos un colectivo muy profesional, trabajador y consciente de la importante labor que tenemos encomendada, pero también se percibe un cierto grado de hartazgo ante el poco interés que la Justicia, como valor y servicio público, despierta en la clase política, sucediéndose los gobiernos de la nación sin que exista una auténtica, objetiva y presupuestada política judicial que solucione nuestras históricas carencias. Parece que solo interesa el control político del Consejo y, por derivación, de los nombramientos que al mismo compete efectuar. No obstante, soy siempre optimista y mantengo mi confianza en que se puede revertir esta situación, para lo cual las asociaciones judiciales en general, y la AJFV en particular, pueden y deben jugar un papel capital. Si no nos escuchan, tendremos que perseverar y hablar más alto y claro, hasta hacernos oír.

En cuanto al estatuto del juez, sin duda, y entre otros aspectos positivos (optimización de los medios, reparto equitativo de trabajo, agilización de los procedimientos, mayor facilidad para la creación de plazas, etc.), la implantación de los Tribunales de Instancia permitiría dar respuesta a la actual situación de parálisis que en materia de ascensos experimentan las últimas promociones. Es una situación insostenible, que limita sus posibilidades de promoción profesional y estabilidad familiar y personal. Igualmente, debería implementarse las medidas de protección en materia de salud laboral, especialmente con relación a la carga de trabajo, con el reconocimiento de las enfermedades profesionales que nos son propias. Y, en general, el catálogo de medidas que defendimos en las últimas dos huelgas.

PREGUNTA: ¿Existe un verdadero respeto a la independencia judicial? ¿Qué sería necesario para que mejorasen los niveles de independencia judicial?

Me gustaría pensar que sí, pero la tozuda realidad nos sigue dando muestras fehacientes de lo contrario. No son infrecuentes actuaciones, principalmente de autoridades e integrantes de la clase política, que, más allá de la siempre legítima y necesaria crítica a la que está sujeta toda decisión judicial en una sociedad democrática, constituyen claros ejemplos de injerencias en los asuntos judiciales. Muchas de ellas acompañadas incluso de ataques personales a los jueces, cuando el sentido de sus resoluciones no les es favorable a sus intereses. Pero la independencia no es solo que no te llamen para indicarte o influir en el sentido de una decisión o el no verte sometido a una crítica que vaya más allá del normal y libre cuestionamiento de una decisión judicial (naturalmente, seguido de su cumplido acatamiento, una vez firme). La independencia es mucho más: es poder participar en la elección de forma directa de, al menos, los integrantes de origen judicial del Consejo General del Poder Judicial, es que el Consejo tuviera una auténtica autonomía presupuestaria, es tener una carga de trabajo asumible y una ratio de jueces por habitantes que permita atender de forma adecuada cada procedimiento, es tener una retribución adecuada y acorde con nuestra función y nuestro amplísimo régimen de incompatibilidades y de prohibiciones (todavía estamos esperando que nos devuelvan en su totalidad el recorte de nuestro salario en 2010 justificado por la crisis económica), es disponer de medios materiales y personales suficientes, es la creación de órganos judiciales en función del incremento de la carga de trabajo y no de la mayor o menor voluntad política, es disponer de unidades de policía y peritos directamente dependientes de los jueces, etc. Todos estos factores influyen en la mayor o menor calidad de nuestra independencia a la hora de afrontar la función tan importante que tenemos encomendada.

PREGUNTA: ¿Qué opinas sobre la disposición de medios personales y materiales en la Administración de Justicia, y en concreto en Canarias? ¿Y sobre la planta judicial y la ratio de jueces por habitante? ¿Qué reformas serían necesarias para mejorar la eficacia de la Administración de Justicia?

No cabe duda de que se ha hecho un esfuerzo en los últimos años para mejorar la situación, pero el verdadero impulso para la consecución de una Administración de Justicia moderna y ágil, acorde con los tiempos que vivimos, pasa necesariamente por la existencia de una verdadera voluntad política de invertir -que no gastar- en Justicia. Ésta debe ser una cuestión de Estado, ajena a los vaivenes políticos.

En Canarias, aún reconociendo el esfuerzo inversor de los últimos años, lo cierto es que las carencias siguen siendo muy importantes. El sistema informático Atlante es deficitario y vulnerable (son muy conocidas las caídas del sistema y su lentitud y limitaciones), los equipos de grabación y de videoconferencia de las salas de vista requieren de una urgente renovación y, sobre todo, es urgentísimo dotar de sedes judiciales dignas a algunos partidos judiciales, entre los que, sin duda, destaca Santa Cruz de Tenerife.

En cuanto a la planta judicial, me remito a lo ya indicado acerca de la imperiosa necesidad de implantar los Tribunales de Instancia. Es además necesario aumentar el número de jueces, acercándonos, al menos, a la media europea, para poder así dar una respuesta de calidad y rápida al ciudadano y respetuosa con nuestra salud laboral. Mientras esto no se consiga, seguiremos soportando una carga de trabajo en modo alguno asumible, un sistema diabólico de sustituciones internas y de precarización de las nuevas promociones de jueces y, en definitiva, la política del palo y de la zanahoria.

PREGUNTA: Juan Carlos, durante cuatro años fuiste miembro del Comité Nacional. ¿Qué supuso para ti esta experiencia? Cuéntanos qué logro de aquel período es el que te hace sentirte más orgulloso.

Fue algo nuevo e ilusionante, pese al desgaste personal que suponía, no solo por el hecho de que estábamos constantemente reunidos de forma telemática (vía correo electrónico, aunque hoy es peor por el WhatsApp), lo que añadía la tensión de buscar a todas horas un punto para conectarte, sino por los continuos desplazamientos a la península para asistir a las reuniones y a algunos actos oficiales. Recuerdo ir y venir a Madrid en muchas ocasiones el mismo día. No podría indicar ahora un concreto logro, pero sí la ilusión y el esfuerzo con el que trabajábamos y las bases que, a mi juicio, se sentaron para los siguientes comités. A ello he de añadir el tiempo compartido con mis compañeros de comité y lo mucho que aprendí de ellos y de la esencia vitorina.

PREGUNTA: Tu carrera profesional se ha orientado claramente hacia el orden jurisdiccional penal. ¿En qué situación se halla la justicia penal actualmente? ¿Qué reformas consideras urgentes y necesarias para dotar a dicho orden penal de una capacidad de respuesta eficaz?

La Justicia penal, como el resto de las jurisdicciones, está deseosa de cumplir con su función en las mejores condiciones posibles. Para ello es necesario exigir del legislador un mayor sosiego y estudio a la hora de afrontar las reformas penales (no hay nada peor que legislar a golpe de titular o del interés particular del momento), la derogación del artículo 324 de la LECr, unos medios materiales y personales adecuados y un apoyo, sin paliativos, a la instrucción de las causas seguidas por corrupción. En todo caso, la Justicia penal española ha demostrado su firme compromiso pese a sus históricas carencias.

PREGUNTA: El orden penal nos pone en contacto con realidades muy duras y con personas potencialmente peligrosas. ¿Recuerdas algún caso que haya llegado a afectar a tu vida personal o que te haya conmovido especialmente?

Es cierto que en penal vemos en muchas ocasiones lo más sórdido de la condición humana y se trata con personas cuya peligrosidad es manifiesta. No obstante, tengo que reconocer que, por mi forma de ser, tengo la gran ventaja de distanciarme normalmente de los casos, por lo que, más allá del estupor que me ha producido algún concreto asunto, rara vez me he visto perturbado emocionalmente. Quizás, los casos más duros son aquellos en los que las víctimas del delito son menores de edad.

PREGUNTA: ¿Podrías describirnos tu experiencia en un órgano colegiado? ¿Es bueno el ambiente entre compañeros? ¿Cómo lleváis en la Audiencia Provincial en la que trabajas la llamada “digitalización” o incorporación del Expediente judicial electrónico?

Llegué a la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en mayo de 2010 y hasta la fecha la experiencia no puede ser mejor. A ello ha contribuido el gran nivel personal y profesional de mis compañeros, de los que sigo aprendiendo día a día. No cabe duda de que un órgano colegiado supone un cambio drástico en la forma de trabajar, siendo necesaria la unificación de criterios. De ahí que es muy importante congeniar con los compañeros y tener capacidad de adaptación, tirando cuando hay que tirar y cediendo cuando, dentro de tus convicciones jurídicas, así proceda. No obstante, y en lo que a mí se refiere, el ambiente, en general, no puede ser mejor. Eso no quita que conozcamos puntuales casos de poca afinidad y conflictividad en algunos órganos colegiados e incluso ejemplos de situaciones poco deseables y de auténticas deslealtades, además de fuera de la ley, como el que recientemente han dado lugar en Canarias al enjuiciamiento de un magistrado. En todo caso, el sistema judicial ha sabido afrontar este último caso de forma ejemplar y, aun no siendo firme la sentencia, se ha demostrado la profesionalidad e independencia de la Justicia, incluso cuando el juzgado es uno de sus integrantes.

Por ahora, en Canarias la digitalización, en lo que a la Audiencia Provincial se refiere, ha ido despacio y siguen llegando las apelaciones en papel, no disponiendo aún en los órganos colegiados de firma digital. De ahí que no tenga una opinión formada al respecto. En todo caso, y partiendo de mi predisposición personal a todo avance y a todo lo digital, lo que sí espero es que la digitalización mantenga al menos la misma operatividad que hoy nos da el papel, y no que, como muchos de nuestros compañeros se quejan en otros territorios, se llegue ahora a invertir mucho más tiempo en firmar y buscar documentos. Y es que la mera digitalización de documentos (a veces, incluso en diferentes formatos), grabados en un sistema unos detrás de otros, inconexos entre sí y sin ningún tipo de mecanismo de búsqueda y marcado (una adecuada indexación aparece como imprescindible), no es la digitalización prometida, capaz no solo de superar el uso del papel, sino de ofrecer un adecuado instrumento de trabajo que, al menos, iguale al papel que se pretende dejar atrás. El problema es que mientras se implanta, se corrigen las deficiencias y se invierte lo que de verdad se precisa para una verdadera digitalización (“échale” años), las deficiencias las sufrimos nosotros y las suplimos con tiempo, esfuerzo y salud.

PREGUNTA: Estás casado con una vitorina fuerte y valiente que seguro que ha tenido que compaginar contigo los sacrificios que exige en ocasiones conciliar la vida familiar y nuestro trabajo. ¿Cómo os organizáis? ¿Piensas que es más gravoso para las mujeres el ejercicio de nuestra profesión y el desarrollo de funciones representativas o gubernativas?

Nos organizamos como podemos, unos días mejor y otros de aquella manera. Ambos compartimos el mismo trabajo y nivel de responsabilidad (en mi caso en el orden penal, y Ana en el civil), siendo muy frecuente que coincidamos en casa trabajando. Además, durante el año debo desplazarme con mi sección cada dos o tres meses, durante unos días (en alguna ocasión hasta una semana), a las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro (principalmente, a la primera) para celebrar juicios, lo que añade unos ocasionales picos de presión. Antes, cuando nuestros dos hijos eran más pequeños era peor y teníamos que distribuirnos como podíamos. La verdad es que no sé cómo lográbamos llegar a todo y no morir en el intento.

No creo que la condición de mujer, por sí misma, haga más gravoso el ejercicio de nuestra profesión. Las mujeres son mayoría en la Carrera Judicial y eso demuestra su mayor capacidad y disciplina en el estudio y en el trabajo diario. Además, no puedo sino decir que estoy rodeado de magníficas juristas y profesionales. De ahí que sí sea significativo que no haya un mayor número de mujeres en funciones representativas o gubernativas. Esta situación se debe revertir y eso pasa por el hecho de que nuestras compañeras sean las primeras en dar el paso y presentar sus candidaturas. No es infrecuente que, como portavoz territorial y en la modesta parcela que me corresponde, haya intentado animar a más de una asociada a ello, pero no siempre he visto recompensado el esfuerzo. No obstante, soy ciertamente optimista al respecto y espero sinceramente que el tiempo me dé la razón.

PREGUNTA: Recomiéndame un lugar idílico en las islas, y dime cuál es tu particular paraíso en la isla de Tenerife.

Todas y cada una de las Islas Canarias, pese a no haber escapado de la presencia humana que no siempre es positiva, encierran lugares maravillosos. No en balde, tenemos la mayor concentración de parques nacionales de toda España (cuatro de quince) e incluso el Parque Nacional del Teide es Patrimonio Natural de la Humanidad. En Tenerife, huyendo de las zonas turísticas y por destacar solo algunos lugares idílicos, aconsejaría cualquier sendero por el bosque de Laurisilva en el Parque Rural de Anaga (una joya de la Era Terciaria, hoy Reserva de la Biosfera), una noche observando las estrellas en el límpido cielo del Parque Nacional del Teide, ver amanecer desde el Pico del Teide, explorar el escarpado Macizo de Teno, pasear por la playa de El Médano (sobre todo en septiembre y octubre) o cualquier atardecer en la ciudad de La Laguna (también Patrimonio de la Humanidad), cuando, tras caer el sol y la temperatura, las nubes, empujadas por los vientos alisios y atrapadas durante el día por las montañas del norte, superan sus cimas y descienden lentamente y con un cierto halo de misterio hacia la ciudad.

PREGUNTA: ¿Hay algún personaje histórico, o alguien que conozcas, al que admires profundamente o te fascine especialmente?

En el ámbito de Canarias siempre resalto la figura de Antonio Gutiérrez de Otero. Comandante General de las Islas Canarias, nacido en Aranda de Duero, que en 1797, con apenas militares profesionales y con el apoyo de las milicias formadas por civiles, defendió y derrotó sin paliativos a la poderosa flota, con sus tropas de desembarco, de Horatio Nelson en su intento de tomar Santa Cruz de Tenerife, y por extensión Canarias, los días 21 a 25 de julio. Episodio en el que éste último perdió su brazo. Basta leer las misivas que se cruzaron ambos personajes durante y después de los sucesivos combates librados esos días para comprender la previa e inquebrantable firmeza del militar español en el cumplimiento de su deber y la posterioridad generosidad y el exquisito trato del vencedor sobre el vencido. Por desgracia es un episodio histórico totalmente desconocido en España y al que poca importancia se le ha dado en el pasado, siendo también en buena parte silenciado en Gran Bretaña a mayor gloria de su “invencible” vicealmirante.

En España, siempre me ha interesado la figura de Adolfo Suárez González, que, con sus luces y sus sombras, simboliza por su entonces condición de presidente del gobierno, junto con otros muchos políticos de aquella época de toda condición y orientación política, la etapa de la Transición española, con el espíritu de consenso y de renuncia del interés propio por el bien común que la caracterizó y que tanto escasea en el presente.

PREGUNTA: Finalmente, me gustaría que nos recomendaras un libro y nos dijeras el título de alguna canción que te emocione o te haga empezar el día con la alegría que te caracteriza, a ver si se nos pega un poco…

Como he dicho me gusta leer sobre todo novela negra (me encantan los libros del ya desaparecido autor sueco Henning Mankell y aún guardo alguno sin leer para disfrutarlo uno de estos días), pero, de entre los libros que he leído que no son de ese género, recuerdo uno que me atrapó durante su lectura e incluso después: “La casa del propósito especial” de John Boyne.

En cuanto a la canción, lo cierto es que es muy difícil seleccionar una sola. Quizás la elección depende del momento y de mi estado de ánimo, identificando muchas de ellas con una etapa de mi vida. Así que, con permiso, citaré algunas, como “Ni tú ni nadie” de Alaska (alegría y potencia, sencillamente me revive), cualquiera de los primeros discos de Juan Luis Guerra y 440 (me recuerdan mis Carnavales chicharreros), cualquiera de Los Secretos (recuerdo oírlas saliendo de la Escuela Judicial), “No ha parado de llover” de Maná (a todo volumen, en mi primer destino, mientras iba a trabajar), “Cien gaviotas” de Duncan Dhu, “Suspicious Minds” de Elvis Presley (para recargar las pilas, sobretodo en su versión en directo en Las Vegas), “Have you ever seen the rain” de Creedence Clearwater Revival (sencillamente impresionante), “Me olvidé de vivir” de Julio Iglesias (una delicia en su dueto con el desaparecido Johnny Hallyday y muy fresca en la reciente versión de Macaco), “Cruzando el paraíso” (especialmente, su versión con Johnny Hallyday), “Feo, Fuerte y Formal”, “El hombre de negro” y “Rock & Roll Star”, entre otras muchas, de Loquillo (un crack), cualquiera de Nino Bravo, especialmente “Un beso y una flor”, “Libre” y “Noelia” -así se llama mi hija- (para mí era y es una de las mejores voces), “Cantares” de Serrat (sin comentarios, sobre todo en directo) o, por acabar, todo un clásico: “I want to break free” de Queen. Tengo muchas más que no cito, pero es que quiero que me sigan saludando en las asambleas.

Muchísimas gracias Juan Carlos, por acercarnos a la Justicia en Canarias y por haber querido compartir con nosotros tus inquietudes y emociones. Nos vemos en Santander donde, además de debatir sobre los problemas de la Justicia, bailaremos como locos mientras suena “me olvidé de vivir…”, ja, ja.

Entrevista realizada por Eduardo López Causapé y Beatriz Muñoz Yangüela.