Ricardo Moyano
Foto: RICARDO MOYANO

Este mes de Mayo es para nosotros un honor entrevistar a Ricardo Moyano García. Este “clásico” de la Asociación nació el 3 de abril de 1957 en Valencia donde vivió hasta los 8 años, marchándose a partir de entonces a las Islas Canarias, donde también cursó sus estudios universitarios primero en La Laguna (Tenerife), para terminarlos en Valladolid. Por tanto, es un canario desde niño y un español del sur –como él dice-, y se le nota, aunque no puede disimular el afecto por su tierra valenciana de nacimiento.

Hijo de madre canaria y de padre andaluz, también se casó con una mujer canaria con la que tiene un único hijo. Pese a ese arraigo insular, si puede decirse así, Ricardo no se considera un defensor de  “patrias chicas” o identidades marcadas sino que piensa que es enriquecedor el contacto con todo tipo de personas de cualquier lugar. Pensamiento o visión humanista y de respeto al pensamiento ajeno, que según me cuenta fue lo que motivó su elección por AJFV.

Después de estudiar la carrera de Derecho preparó las oposiciones a la carrera judicial por libre, en Las Palmas, aprobando en un tiempo record en la primera ocasión en que se presentó, tras sólo un  año de estudio. Es también Secretario Judicial (o Letrado de la Administración de Justicia, ahora…) en excedencia.

Tras un breve período en la Escuela Judicial tomó posesión en su primer destino (Juzgado de Distrito de Santa María de Guía, Las Palmas) en abril de 1983, siendo después destinado al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Valverde del Hierro (1984),  en 1985 al Juzgado de Distrito num. 5 de Las Palmas de G.C., y en 1986 ya como Magistrado, a la Sala de lo Contencioso del T. Superior de Justicia de Cataluña. Ese mismo año volvió a Las Palmas al Juzgado de Primera Instancia num. 4 para desde ahí ser destinado en 1989 a la Sección Tercera de la A. Provincial de Las Palmas, de civil y especializada también en derecho de familia, donde fue primero Magistrado y posteriormente Presidente de la Sección, continuando en dicho destino en la actualidad.

Se define como un magistrado sin especialización alguna, ¡menos mal!, porque, como veis, prácticamente siempre ha trabajado en destinos civiles y de derecho de familia, y desde hace unos 30 años da clases de derecho civil como profesor asociado en la Universidad pública de Las Palmas.

Ricardo Moyano fue madrugador al asociarse en AJFV en 1987, de hecho asistió a la II Asamblea que tuvo lugar a fines de ese año en Madrid (recuerda que fue en el Hotel Chamartín, y que encontró las actas de esa Asamblea hace poco tiempo y las remitió a la Secretaría de AJFV como documento histórico…). Su decisión de asociarse fue un poco singular. No había nadie entonces de AJFV en Las Palmas, pero él tenía claro que las otras dos asociaciones no representaban ni su pensamiento ni su compromiso con la mayor independencia política. También le atraía pertenecer a una pequeña asociación, muy modesta por entonces, y de pensamiento humanista y algo idealista. Me cuenta que entonces se puso en contacto con quien era el portavoz nacional, Juan Saavedra, presidente de la A.P. de Vitoria, y le llamó por teléfono, mostrándose Don Juan a la vez cariñoso y sorprendido, ya que le dijo que no tenían a nadie en Canarias y que era estupendo que se asociara. Dicho y hecho.

Lo más llamativo es que enseguida lograron reunir cinco asociados en Canarias y formar la Sección, con la que se presentaron a las elecciones a Sala de Gobierno y, casi sin esperárselo, lograron vencer, consiguiendo que la primera mujer miembro de una Sala de Gobierno de toda España fuera Rosalía Fernández Alaya.

No nos sorprende que con jueces tan extraordinarios como Ricardo, Canarias fuera la primera región en que AJFV se hizo mayoritaria y ganara las elecciones a Sala de Gobierno. Cree que el hecho de que la judicatura de Canarias tuviera un perfil relativamente joven y renovador influyó en esa victoria, y en el enorme crecimiento posterior, ya que enseguida AJFV se convirtió en la asociación mayoritaria.

Fue el primer portavoz en Las Palmas (por el hecho insular se tuvo que desdoblar la Sección en dos). Y después de ese momento ha sido portavoz territorial de la subsección de Las Palmas durante más de 20 años. Desde dicha sección organizaron muchos congresos, como el de Derecho sanitario, los de turismo -éstos apoyando la labor de José Luis Ruiz-, de derecho de familia -que todavía existe, y lleva ya unas diez ediciones-, etc. A todo ello cabe añadir que fue el coordinador de la primera huelga de la carrera judicial en 2009, siendo el elegido por decisión unánime de asociados y no asociados para leer las proclamas el día de dicha huelga.

Ricardo Moyano ha creído siempre en la comunicación y, por ello, fomentó las relaciones con medios de prensa, las entrevistas, apariciones en radio y t.v., al igual que ahora defiende, ya desde las bases de la Asociación, la participación en las redes sociales.

Además de miembro de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Canarias desde hace años, (cinco mandatos y siempre en las listas de AJFV) ha sido miembro de tres Comités Nacionales de la AJFV, demostrando que lo suyo es la estabilidad y el compromiso duradero. Ahí es nada. Especialmente orgulloso está de haber sido el candidato más votado en la Asamblea de Málaga (2003), aunque declinó ser el portavoz nacional, pues no se veía con cualidades para ese cargo ni creía que podía ejercerlo por la distancia de su lugar de residencia. Fue nombrado portavoz el compañero Manuel Torres Vela que precisamente había sido su tutor en prácticas de la Escuela Judicial en el Juzgado de Las Palmas en 1983.

Enamorado de la profesión de Juez y de la docencia, es profesor asociado de Derecho civil desde 1988, ha sido delegado del plan de formación autonómica en varias ocasiones, profesor en cursos de formación de funcionarios, conferenciante, y organizador de distintos congresos para AJFV.

Sus tres grandes aficiones son la literatura (y la historia), la música (especialmente el jazz y el rock español), y el ajedrez. Igualmente es muy aficionado al cine, desde niño. Como ajedrecista disputó varios campeonatos de España individuales y por equipos, y tiene el título de Maestro nacional de ajedrez por correspondencia. Ha publicado dos libros, uno sobre rock español y otro sobre historia del ajedrez grancanario, además de algunas críticas literarias en revistas, y tiene en la actualidad dos novelas terminadas pero inéditas.

Y pese a su apabullante trayectoria de compromiso, trabajo dedicado y entrega, no ha recibido distinción alguna. Es el hombre íntegro y completo que piensa que lo que se no se dice no se comparte, se pierde. Ha agradecido mucho ser entrevistado en nuestra sección pero me ha recalcado que aunque es bonito mirar atrás, no podemos perder de vista que el futuro nos pertenece.  Es la “hormiga” de la fábula y un orgulloso vitorino al que tenemos el honor de rendir en estas líneas un merecido reconocimiento y homenaje.

PREGUNTA: ¿Por qué motivo decidiste asociarte? ¿Y por qué a AJFV?

Yo había aprobado en 1983 las oposiciones a la carrera, y tenía claro, más en mi destino en mi comunidad, Canarias, que es la más alejada, que tenía que mantenerme en contacto con los compañeros. Había estado algunos meses asociado a la A.P.M., que era la única que conocía, y en el poco tiempo que estuve en Barcelona más bien me relacionaba con compañeros de Jueces para la Democracia, allí conocí por ejemplo a Margarita Robles actualmente en la vida política. Pero ni una ni otra Asociación me convencían. A mi vuelta a Las Palmas me enteré de que se había creado otra, A.J.F.V., que era muy pequeña y tenía un espíritu muy independiente y humanista. Esas tres características eran muy atractivas para mí, el modelo de asociación pequeña donde las personas contaran, lo que ahora llamamos “espíritu asambleario” de A.J.F.V.; el humanismo, ver al Juez como un agente de la realidad social, no como una autoridad ensimismada al margen de esa realidad; y la independencia del poder político, la falta de etiquetas del estilo “derecha judicial” o “izquierda judicial”, con todo el cariño para los demás compañeros asociados. Asociarme a A.J.F.V. fue técnicamente difícil, eso sí, porque no conocía ningún “vitorino” en Las Palmas. Era normal que no los conociera, ¡porque no había ninguno!. Así que me armé de valor y llamé al portavoz nacional Juan Saavedra.

PREGUNTA: ¿Qué es para ti la AJFV?

Básicamente una comunidad de compañeros donde puedo informarme y contribuir a la mejora de nuestras condiciones de trabajo como jueces, pero también un lugar que es como mi casa judicial, donde lo que encuentro son más que compañeros, amigos. El lado social de A.J.F.V., el debate y la relación a nivel de la base, es para mí esencial, y más relevante que lo que pueda tener de apoyo para la obtención de cargos judiciales, que es también una aspiración legítima para quien la tenga.

PREGUNTA: ¿Crees que existe un “espíritu vitorino”? ¿Cómo lo definirías?

En las preguntas anteriores está respondido. Claro que existe, y supone dar prevalencia a la simple condición de asociado, a la voz del juez de base, a la asamblea, a los jueces de provincias. Junto con ese apuesta por los valores humanistas del juez, y la combinación entre el estudio riguroso y la dimensión social de la Asociación, que siempre nos ha caracterizado. Las reuniones de las Secciones o las Asambleas no tienen que ser aburridas. Yo soy también profesor de universidad, y todos los profesores sabemos que las mejores clases son las divertidas.

PREGUNTA: ¿Cómo ves el asociacionismo judicial en España? ¿Y la situación actual de AJFV?

El asociacionismo siempre ha tenido que luchar en la Carrera contra la injusta imagen, para muchos jueces, de ser trampolín para cargos, de politización, o de que mediante la asociación el Juez va a perder su sagrada independencia. Creo que en este terreno se han ganado puntos, las Asociaciones han demostrado su utilidad para abordar los problemas de la carrera, y su respeto por la independencia del juez en su Tribunal. Pero todavía queda mucho por conseguir para que las “ratio” de jueces asociados aumenten. Quizá el acceso mayoritario de las mujeres a la carrera sea un revulsivo; he notado en los últimos años una mayor dinamización asociativa y eso lo atribuyo en buena medida al empuje femenino, a los valores de renovación que están aportando.

En cuanto a AJFV no puedo ser sino optimista. De aquella pequeña asociación de algo más de cincuenta asociados a la que yo me incorporé en 1985 hemos pasado a ser la segunda mayoritaria, y la de mayor crecimiento. Precisamente porque ese “espíritu vitorino”, que entonces era algo así como la esencia asociativa, que se vendía en frasco pequeño, se ha popularizado, cada vez se ve más como el más adecuado a la profesión de juez.

PREGUNTA: ¿Cuál es tu percepción de la situación actual de la Carrera Judicial? ¿Y de su evolución desde que perteneces a ella? ¿Qué reformas del estatuto del Juez serían necesarias para mejorar las condiciones de nuestra profesión?

Desde que ingresé en 1983 creo que la carrera ha mejorado en esa inserción del juez en la sociedad a la que pertenece. Ya no se nos ve tanto como seres de otra galaxia, ajenos a los problemas del ciudadano de la calle. Pero aún queda mucho por mejorar por ese lado. Por el otro, el aspecto interno de la carrera, de nuestras condiciones profesionales y de ejercicio como jueces, creo que se ha conseguido muy poco. El juez es visto por los poderes políticos como una figura a veces peligrosa, y a veces irrelevante. Cuando los jueces reivindican mejoras de su estatuto profesional, se les ignora, ni siquiera se les reconoce capacidad para la negociación colectiva, y vamos a remolque de los funcionarios. En cambio, cuando ejercemos las funciones judiciales el político no resiste la tentación de controlar y domesticar al juez, aunque sea a costa de poner en peligro la separación de poderes. Estamos mucho peor que en otros Estados de la Unión Europea, y en parte por culpa de los propios jueces, que no plantamos cara de verdad a ese ninguneo estatutario y a ese ataque a la independencia judicial.

PREGUNTA: ¿Existe un verdadero respeto a la independencia judicial? ¿Qué sería necesario para mejoras en los niveles de independencia judicial?

Hay un respeto parcial solamente. Me remito a la respuesta anterior. Los poderes públicos no se creen de verdad la total independencia del poder judicial, porque no les interesa creerla. La mejora de esa independencia por supuesto arranca de la reconversión del CGPJ en un verdadero órgano independiente de gobierno de los jueces, modificando su sistema de elección de vocales, regresando a fórmulas semejantes a las de la Ley Orgánica de 1980. Y por otro lado, por el reconocimiento real del juez como titular de la función jurisdiccional constitucional de garantía de los derechos fundamentales y de control del poder ejecutivo. Lo que supone a su vez aceptar su estatuto profesional diferenciado de los funcionarios de la Administración de Justicia o del Poder ejecutivo. Un juez no es un funcionario de grupo A, sino, sin perjuicio de nuestro stuatus funcionarial, es un titular de un Poder del Estado. Y para el Estado de Derecho es esencial que lo sea.

PREGUNTA: ¿Y qué sería necesario para que mejorase la percepción que los ciudadanos tienen de la independencia judicial?

En este ámbito ya dije que se ha producido en las últimas décadas una mayor aproximación a la sociedad del juez. Ahora nos ven, en parte al menos, como protectores de sus derechos, y no como oscuros miembros de la élite. Pero queda mucho más por hacer, a través de la presencia en medios de comunicación, de apertura de despachos al justiciable, de jornadas de puertas abiertas, de interacción con las asociaciones ciudadanas, con los colegios profesionales, con las restantes profesiones jurídicas, etc.

PREGUNTA: ¿Qué opinas sobre la disposición de medios personales y materiales en la Administración de Justicia? ¿Y sobre la planta judicial y la ratio de jueces por habitante? ¿Qué reformas serían necesarias para mejorar la eficacia de la Administración de Justicia?

Los medios son escasos, todos lo sabemos. En parte es el precio de la independencia. No pertenecemos a las estructuras bajo control del poder político. Aun así, es cierto que se ha mejorado en los últimos años en edificios, en medios informáticos, etc. Pero el expediente electrónico tiene también muchos peligros. La función judicial exige reflexión, lecturas exhaustivas, consulta no sólo de bases digitales sino también de manuales en papel, de las leyes comentadas de toda la vida. La apuesta por el “papel cero” es un error, y si no se remedia conducirá a la disminución del número de resoluciones judiciales. Por supuesto, aún habiéndose incrementado los recursos, son muy insuficientes, y aún peor es lo que sucede con la “ratio” de jueces, estamos a la cola de la Unión Europea y la exigencia de una mayor cantidad de resoluciones tiene como consecuencia fatal la pérdida de los estándares de calidad exigibles. Las reformas irían en la línea de armonizar mejor los distintos entes que gobiernan la Justicia -Gobierno estatal, autonomías, Consejo General…-, de continuar las inversiones en medios materiales y personales, y sobre todo, en aumentar la planta judicial y el número de jueces, atendiendo por supuesto a la formación permanente y el reciclaje de éstos, facilitándoles los medios científicos para realizar la función.

PREGUNTA: ¿Qué ha aportado a tu vida personal el hecho de que hayas desarrollado la gran parte de tu carrera profesional en la Jurisdicción de Familia? Se tratan muchas veces temas muy delicados y humanos; ¿eres de los que se llevan los problemas a casa?

Siempre tuve debilidad por las ramas jurídicas más cercanas al lado personal del justiciable, que a lo patrimonial. Así que en cuanto pude me adentré en la jurisdicción de Familia, en efecto. Siempre digo que, frente al tópico que existe, si bien no son los casos técnicamente más difíciles, a menudo sí lo son judicialmente. Requieren mucho sentido común, mesura, “ponerse en lugar de”, acercamiento a la evolución social, y echarle imaginación incluso. Pero al final, con el tiempo, separas tu propia vida de estas materias tan íntimas, y más bien para lo que te sirve es para ser más empático con esos problemas de pareja o con los hijos, tan corrientes, que tienen tus vecinos o tus propios amigos.

PREGUNTA: ¿Qué opinas de la mediación en la Jurisdicción de Familia? ¿Cómo ha sido tu experiencia al respecto?

Dado que estoy en un órgano de segunda instancia, la mediación más bien la conozco indirectamente. Las pocas veces que hemos derivado a mediación en apelación no ha tenido mucho éxito, porque el conflicto llega ya enquistado. Pero por lo que me cuentan mis compañeras y compañeros de los Juzgados de Familia, funciona relativamente bien, pero mejor aún funciona la labor de conciliación que realizan ellos mismos en el juicio, donde junto con el Fiscal, muy especializado y sensibilizado, logran muchos acuerdos.

PREGUNTA: ¿Qué medios materiales o personales echas de menos en tu trabajo diario? ¿Y qué reformas procesales, en su caso, crees que agilizarían la Jurisdicción civil y en concreto la de familia?

Pues hablando de Familia, no se han habilitado aún apenas espacios para las exploraciones de menor que creen un ambiente distendido para los niños. Más equipos de psicólogos sin imprescindibles, incluso el trabajo “a pie de obra”  junto a ellos y los servicios sociales. También es imprescindible incrementar sustancialmente los Puntos de Encuentro Familiar. Reformas procesales, creo que debe establecerse la obligatoriedad de la sesión informativa de mediación, por ejemplo, e introducir medidas de fomento como sucede en Italia, donde acudir a mediación desgrava, y si se obtienen acuerdos desgrava aún más.

PREGUNTA: ¿Cómo ha sido tu dilatada experiencia como Magistrado en órganos colegiados?  ¿Y cuál es el recuerdo que conservas con más cariño de tu vida profesional?

Llegué a la Audiencia de Las Palmas muy joven, en 1989, porque por entonces la planta judicial de mi ciudad estaba bastante desertizada, sobre todo de jueces de origen canario. Así que he vivido todas las transformaciones de la Audiencia, la división de jurisdicciones, el aumento de plantilla… Creo que ahora existe mucha mayor unión con los Jueces de órganos unipersonales de la que había cuando yo llegué, entonces se marcaba más “la jerarquía”. Pero es evidente, y lo veo cuando he sustituido en Juzgados, que la “trinchera” unipersonal es más dura, y a la vez más gratificante, ahí ves nacer el problema judicial y crecer a lo largo de las alegaciones, pruebas, etc. A veces, tras tantos años en la Audiencia, echo de menos esa cercanía a la realidad, el contacto directo con los justiciables y abogados, etc.

De  mi vida profesional no tengo un recuerdo específico que pudiera destacar, más bien la labor global realizada como Presidente de mi Sección en la fijación de criterios en derecho de familia, el día a día con mis compañeros durante tantos años. Pero sin ser estrictamente jurisdiccional, mi más bonito recuerdo es la primera vez que gané en la lista de AJFV la primera Sala de Gobierno en 1987, cuando éramos una asociación joven y jueces con mucha ilusión. Luego gané otras cuatro veces, así que esos cinco mandatos por elección a Sala de Gobierno son lo que más recuerdo.

PREGUNTA: Y en la Asociación, ¿recuerdas con emoción algún momento concreto o alguna Asamblea o curso en particular?

Los dos momentos más bonitos fueron el primero, cuando llegué a la II Asamblea sin conocer a nadie y palpé ese gran ambiente entre compañeros de toda España, éramos muy pocos entonces, y nos queríamos comer el mundo con la independencia judicial y la visión humanista por delante. El segundo fue cuando fui el candidato más votado al Comité Nacional hace unos años ya, en la Asamblea de Málaga, para mi sorpresa.

PREGUNTA: Has ejercido siempre de canario, ¿cómo se vive la insularidad desde el punto de vista personal y profesional? Dime qué lugar o paisaje en Canarias consideras un imprescindible a visitar por cualquier compañero que venga de la península, y algún sitio (al que no daremos demasiada publicidad, lo prometemos) donde se pueda contemplar la mejor puesta de sol de las Islas.

La insularidad se vive de manera diferente para un canario que para una persona acostumbrada a vivir en el interior, o para otra que esté acostumbrada al mar, pero no a una isla. Para nosotros la isla y el mar son nuestro entorno natural. Somos conscientes de la lejanía y de la limitación que supone, pero a la vez es parte de nuestra forma de ser y de sentir. No lo percibimos negativamente. Y ver el mar alrededor, en cualquier parte de la isla, o divisarlo a lo lejos desde las montañas, es fundamental para mí. Somos muy viajeros, nos encanta conocer gentes de todas clases, y tratamos a gentes de todas clases y etnias en Canarias. Pero nos vamos, y siempre queremos volver. En cuanto a lugares por visitar…. Todas las islas son preciosas. Pero las dos que yo prefiero, y son muy diferentes entre sí, son El Hierro y Lanzarote. Hierro es la tranquilidad y la naturaleza. Lanzarote, la mezcla del arte de César Manrique con el paisaje desértico, los volcanes, y a la vez la playa y el bullicio turístico.  Pero el mejor lugar que yo conozco para la puesta de sol sería el Roque Nublo, en las cumbres de Gran Canaria. Es impresionante allí.

PREGUNTA: Como gran lector y amante de la historia y de la literatura, revélanos qué personaje histórico te hubiera gustado ser y en qué momento histórico hubieras deseado poder vivir.

Pues sin duda Manuel Azaña, y ese período sorprendente que fue la II República, sus primeros años, cuando existió una oportunidad de modernizar España de forma reformista, desde la pequeña burguesía ilustrada, hasta que se fue al garete por los extremos de unos y de otros. Recomiendo la lectura de sus Diarios encarecidamente.

PREGUNTA: Dime un libro que consideres de imprescindible lectura y otro que te haya emocionado recientemente.

Podría elegir muchos, Rayuela de Cortázar por ejemplo; pero dada mi devoción por el Magreb señalaré “El cielo protector” de Paul Bowles. Se hizo sobre él una película de Bertolucci donde salen hasta los Rolling Stones y el propio escritor, ya anciano. Y como libro que me emocionó en los últimos tiempos, la novela póstuma e inconclusa de Albert Camus, “El primer hombre”. Nunca he visto a nadie escribir así, con tanto sentimiento y economía de medios a la vez. Y eso que es un borrador.

PREGUNTA: Y finalmente, Maestro, quisiera que nos contaras algo de tu pasión por el ajedrez para ver si nos contagias un poco tu afición; y que nos confieses si te picas mucho cuando pierdes…, ja, ja.

Hum… fue un amor de juventud, y por tanto de los que siempre quedan, ya que nadie puede ser del todo infiel a la diosa del ajedrez, que es Caissa. Pero ya juego muy poco. Y sí, disputé varios campeonatos de España individuales, por equipos, escolares, etc. Es un juego-deporte durísimo que implica un gran desgaste y a la vez es fascinante. Ramón J. Sender dijo que lo abandonó porque no terminaba de llegar al fondo de su infinito, y es verdad, nunca se llega. Es muy bueno para formar la comprensión, la memoria, para afrontar la dificultad, y en ese sentido, sirve mucho como entrenamiento para opositar, donde desarrollas cualidades parecidas. Perder duele mucho, porque es una derrota en un juego donde influye poco la suerte, así que como suele decirse, “te rompen el ego”. Pero te repones enseguida, y esa es otra lección del ajedrez, si no la más importante. Que después de una derrota la vida sigue.

Entrevista realizada por Eduardo López Causapé y Beatriz Muñoz Yangüela